D E S E S P E R A C I Ó N

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Él lo llamaba "La maldición de la familia Iki" Solamente para molestar a sus padres, como el "chico rebelde" del cual se le había tachado.

En su juventud odiaba el hecho de que toda su familia estuviera ligada al tedioso oficio de salvar vidas. Ver la cara de suplicas de las personas para que ellos, siendo simples mortales, sacrificaran sus propias vidas para sanar aquel que lo quisiera.

Si, no podía negar, era un oficio bastante noble y, porque no decirlo, hermoso. Pero él sabía que no había nacido para aquello. Su deseo era poder seguir su propio camino, le encantaba el mundo de lo artístico, las obras de arte lo fascinaban, la música, los escritos, todas aquellas profesiones que tenían que ver con lo creativo le encantaba, así que, a pesar de las risas de sus padres al escuchar sus sueños, él estaba decidió en seguir su propio camino y romper con la maldición con la que había nacido.

Eso fueron sus pensamientos hasta que tomo en sus propias manos a su pequeña hermana y todo se fue por la borda. Si él no tomaba el oficio de la familia, ella tendría que arruinarse la vida siendo algo que posiblemente no quisiera. No podría permitirse eso, ese día había hecho un nuevo juramente, su hermana había nacido para seguir su corazón y no escuchar "lo que debería ser" ella podría seguir su camino y él se encargaría de estar a su lado y apoyarla en todo. ...

—¡Cuando crezca quiero ser doctora!—

Fue el grito que había escuchado aquella tarde de otoño cuando él había regresado de la preparatoria. Ella llena de alegría saltaba de un lado a otro con una de esas terribles batas blancas que su padre siempre poseía en su oficina y le daba una tierna sonrisa.

Se mordió el labio cuando vio como ella había sido tocada por la maldición de su familia, pero al parecer, sus padres no veían aquello, para ellos, seguir "el camino del deber" era lo normal

—¡Aww! Estoy segura de que tus abuelos estarían contentos de saberlo. —Había respondido su madre con emoción mientras miraba a la pequeña niña.

Su padre, por supuesto, no se quedó atrás en la celebración, tal vez, estaba muy feliz de saber que al menos uno de sus hijos se iba a encargar de mantener la tradición/negocio familiar —Así es, ¡Entonces quizás algún día trabajarás conmigo!

Él solo miró melancólico por la ventana aquella tarde...

—¿A ti no te gustaría ser doctor, hermano? —recordaba aquella tierna preguntaba mientras ella se acurrucaba a su lado en la cama para dormir. Él dejo su libro a un lado para mirarla.

¿Cuándo peso tendría que cargar en sus pequeños hombros por tomar una decisión tan apresurada? Ella era muy buena y bondadosa.

—Odio aquel oficio. Pero no me queda de otra...—Respondió él —Tú en cambio, no tienes que decidirlo en este momento. No necesariamente tienes que convertirte en doctora, deberías hacer lo que te guste.

La niña tan solo sonrió y dijo —Quiero ser como papá, ¡él es asombroso! Sus pacientes lo aman.

Él tan solo suspiró. —Definitivamente eres de la familia Iki, bueno, estudia mucho para que no desperdicies tú potencial.

Miró el techo de su habitación, luego a su pequeña hermana. Al parecer, había terminado con la carga de los deseos de sus abuelos y de otras personas.

—Hiyori, solo tienes que saber, no necesitas cargar con todo el peso tú sola, no tienes que ser siempre tan buena y bondadosa, está bien querer ser egoísta, está bien tener miedo, está bien querer seguir tus propios sueños en vez de seguir el qué dirán de las personas. Está bien...que desees ser doctora si es tu verdadero sueño, si de verdad lo quieres, sin embargo, si no lo es, si sigues tan solo lo que los demás pensaran que es correcto, probablemente terminarás destruyéndote, si eso llega a pasar...

Familia | Noragami | YatoriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora