El lunes llegó y Eva fue a la empresa con el vestido guardado en la misma caja que Dante se lo dio. Lo dejó encima de la mesa para cuando su jefe entrara devolvérselo con algún comentario que dejara claro que no aceptaría nada más, y que no funcionaria otra vez que involucra a Eleonor, porque si lo hacía llamaría y preguntaría si era cierto.
Estaba transcribiendo unas cartas cuando llegó Dante, ella se puso de pie y tomó el vestido en sus manos, pero se quedó callada cuando vio la cara que traía él, pasó sin siquiera saludarla. Eva dejó el vestido sobre la mesa y lo siguió, esto no era normal en él, por muy desagradable que fuera a veces, siempre saludaba.
—¿Pasa algo, señor Lombardi? No se ve muy bien, ¿llamo un médico?, ¿a su hermano? —preguntó atropelladamente, estaba nerviosa, su jefe se veía a punto de desmayarse.
Dante se sentó sin responder, sin mirar a su secretaria. Inhaló y Exhaló un par de veces, luego pidió agua, ella se apresuró y le trajo una botella, se quedó de pie y vio como sacaba unas píldoras y las tomaba. Otra sorpresa para ella, nunca lo había visto ni tomar vitaminas.
—Pronto estaré muy bien, puede regresar a su puesto. Gracias por el agua. —dijo Dante y se puso a trabajar sin mirarla más.
Eva regresó a su oficina y siguió en lo que estaba antes de la llegada de su jefe, pero preocupada por su jefe.
Ella se pasó medio día inventando motivos para entrar a la oficina de Dante solo para ver cómo seguía, ya que este la miro con mala cara las dos primeras veces que fue y preguntó cómo se sentía. Pero al llegar el mediodía este estaba igual que siempre, como si en la mañana no hubiese tenido nada. En ese momento aprovechó y devolvió el vestido.
—¿Está segura de no querer quedarse con él?
—Muy segura, gracias por el préstamo. —respondió y salió antes de que él dijera algo más.
♥♥♥♥
Luego de salir de la oficina de Dante, Eva fue con Lea y Laura a comer a la cafetería cercana a la empresa.
—¿Y bien? ¿Siguió molestando tu ex? —Lea preguntó a Laura.
—No, creo que Dante habló fuerte con él porque hoy estuvo en la oficina para ver a Lucas y casi ni me miró. Debe estar avergonzado.
—¿Avergonzado? ¿Sabrá él que es eso? —Interrogó Lea con las cejas elevadas haciendo reír a sus acompañantes.
—Aunque no lo creas, él no es de hacer mucho escándalo, siempre me reclamaba en privado. —dijo Laura, aun con risa en la voz.
—Qué bueno, me preocupaba que siguiera molestando. —comentó Eva, y a continuación preguntó —: ¿Vas al hotel que te pagó la empresa, o al final te acobardaste?
—Voy, mi madre pasó por casa, me pidió disculpas nuevamente, y me dijo que se quedaría con el niño. Incluso me dijo que no le importaría que tuviera otra pareja.
—No puedo creer que dejara de hablarte solo porque te divorciaste. No imagino a mi madre haciendo eso. —dijo Eva con enfado.
—Yo tampoco podía creerlo. Ella adora a Gael y estuvo meses intentando que volviera con él, como no pudo convencerme, dejó de hablarme para ver si yo entraba como fuera en razón. Hace dos meses volvió y poco a poco estamos retomando lazos familiares.
Siguieron conversando sobre los problemas familiares y personales que tuvo Laura después del divorcio. Y luego pasaron a Eva, preguntándole si por fin había decidido algo sobre Samael. Ella respondió que sí, y les contó sobre la cita que tendrían, el lugar donde se verían, la ropa que llevaría y lo nerviosa que estaba. Confesó que el estómago se le revolvía, le sudaban las manos solo de pensar que al fin se verían. Las chicas le aconsejaron que no pensara tanto en eso, que se relajara, que todo iría bien. Terminaron la comida hablando de los problemas de Lea con el novio, pasaba mucho tiempo fuera de casa, ella creía que la estaba engañando porque ya no la llamaba como antes, le decía que tenía poco tiempo y cuando ella le comenta que quería ir donde estaba él, respondía que no tendría mucho tiempo para dedicarle que mejor esperara que regresara de la nueva gira que estaba.
♥♥♥♥
Era viernes y Eva estaba en el archivo buscando unos documentos mientras cantaba. Ese día está feliz, sentía el cuerpo ligero y una sensación cálida en el pecho. Ese día se había pasado el día sonriendo y los ojos brillantes, no pensó que conocer a Samael la dejaría así. Estaba tan entretenida que no sintió a Dante acercarse. Él puso los brazos alrededor de ella de tal forma que no podía moverse, le acarició la nuca con los labios, dejando a Eva con el corazón acelerado y un poco de deseo sexual.
—Soñé contigo anoche... ¿Te cuento qué pasaba? —le susurró Dante al oído.
—N-no —respondió Eva estremeciéndose.
—¿Segura?
—¿S-sí? —Dante rio y Eva se sonrojó, respondió con una pregunta sonando insegura cuando quería responder de forma contundente—. Sí, estoy segura de no querer saber. —dijo recuperando el habla y raciocinio—. Ahora suélteme y aléjese de mí.
Dante se alejó, pero no la soltó, le dio la vuelta y le pasó una mano por la cintura, con la otra acarició su brazo hasta llegar al cuello, lo acarició y subió hasta la boca de Eva, perfiló los labios con un dedo, su mirada clavada en ella con aire de desafío. Eva se quedó quieta sin pestañear, quería moverse, pero no podía. Él seguía con su recorrido hasta dejarle la mano en la nuca. Se acercó, le apoyo los labios en el cuello, pasó la nariz en una acaricia y comenzó a olerla.
—Tu olor es embriagador, y tu piel es muy suave. —Volvió a susurrar tomándola un poco fuerte por la nuca y besándola.
Eva suspiró y abrió ligeramente la boca, él aprovechó y metió la lengua al encontrar el espacio suficiente para hacer movimientos largos y suaves. Ella le devolvió el beso, lo mordió ligeramente y puso sus manos en el pecho de él, pensó que era el mejor beso que le habían dado. Estaban perdidos en el beso, pero Eva recuperó la cordura y lo apartó.
—No, no, no puedo. —dijo Eva cerrando los ojos y negando con la cabeza. Se recompuso y salió del archivo dejando atrás los documentos que fue a buscar.
«¿En qué estaría pensando? Hoy precisamente que voy a encontrarme con Samael, tengo que dejar que me bese mi jefe», Se sintió culpable. Llegó a la mesa y se sentó, puso los codos sobre esta y se tapó la cara con las manos.
—¿Por qué huir? Te estaba gustando mi beso. —le preguntó Dante llegando detrás de ella.
—Por favor déjeme, ahora no estoy en condiciones de responderle.
Dante iba a replicar, pero le hizo caso al ver lo afectada que estaba.
Eva se puso erguida, cogió el teléfono y marcó a la primera persona que salía en los contactos directos. Le contestó su abuela, le contó lo que había sucedido y Amelia le pregunto si le había gustado tanto el beso que ponía en duda el encuentro con Samael. Ella respondió que le gustó mucho, pero que entre ellos no podía pasar nada y que iría a la cita como tenía previsto.
—¿Segura? —Interrogó Amelia. Eva recordó como instantes antes Dante le hizo la misma pregunta y ella no respondió como debería haber hecho.
—Estoy segura abuela.
—Entonces no hay problema cariño, olvida el mejor beso que te han dado y ve a tu cita, estoy segura de que será más de lo que esperas. —Eva protestó con esto, ¿Cómo su abuela iba a decir que fue su mejor beso? Es cierto, pero ¿cómo se lo dice cuando aún siente el sabor de su jefe y tiene una cita más tarde con otro? Amelia se rio de su nieta y para calmarla un poco le contó sobre el lugar que estaba visitado en ese momento.
Después de terminar de hablar con su abuela, Eva le envió un mensaje a Samael confirmando la cita. Se dijeron como irían vestidos para que no hubiese confusión y pudieran encontrarse mejor. No se habían visto ni en fotos, ni en videollamada porque querían seguir con el juego hasta el último momento.
—¿Una cita esta noche? —Eva se sobresaltó cuando escuchó hablar a Dante.
—¿Ahora espía mis conversaciones?
—No, solo iba pasando. —respondió mientras ponía las manos en la mesa y se acercaba a milímetros de su boca—. Y espero que piense en mí cuando esté con su cita, mis besos son adictivos.
Dante puso una amplia sonrisa al ver como Eva se enojó, y se fue antes de que ella le replicara.
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El amor está en litigio
Romance¿Quién dice qué no se puede ser romántica y profesional a la vez? Eva es una secretaria jurídica, romántica a más no poder. Una mujer que no tiene miedo de demostrar sus emociones. Sueña con tener un amor como el de sus abuelos, que se demostraban a...