Eva dio un grito ahogado, se puso una mano en el pecho y se giró para hablar con el recién llegado.
—Me asustó, señor Lombardi. Por favor, la próxima vez no sean tan sigiloso.
—No fui sigiloso, usted venía distraída.
—Bueno, igual está en su casa, puede estar como quiera. Y gracias por el elogio, usted también está muy guapo con ese esmoquin.
—¿Qué hace tan lejos de la fiesta? ¿No es de su agrado?
—Todo está muy bien, me gustó todo. No sabía que era la fiesta de sus padres.
—¿No sabía? Pensé que si al estar invitada.
—No fui invitada. —respondió Eva mordiéndose el labio inferior y apartando la mirada—. Vine con Paul. Me convenció diciendo que no importaría, ya que es muy amigo de sus padres.
—Sí, Paul es amigo de mis padres desde hace muchos años, y por supuesto usted es bienvenida, no se preocupe. —Dante calló un momento y luego preguntó —. ¿Cuál es su relación con él?
Eva le contó a Dante la relación que tenía con Paul. No quería que hubiera malentendidos, y repitió que si ella hubiese sabido que era la casa de su jefe no venía. Dante creyó que exageraba y se lo hizo saber. Ella protestó y expuso su argumento para convencerlo de que era cierto lo que decía.
Él solo la miraba, viendo lo hermosa que estaba, sintiendo el deseo de acercarse, focalizando toda su atención en ella, no prestaba atención a nada más, pensó que se veía tan normal y no la mujer que, aunque siempre estaba bien vestida, era como un huracán por donde pasaba. Con esa mujer que tenía frente a él, estaba seguro de que pasaría unas cuantas noches.
Estaban tan concentrados, Eva con su argumento, Dante en lo que ella hablaba y en sus pensamientos, que no sintieron llegar a una de las empleadas, quien le informó que sus padres querían verlo.
—Muy buena oratoria, pero aún sigo creyendo que exagera.
Eva lo miró con el ceño fruncido, iba a protestar cuando Dante la interrumpió y le brindó el brazo para que lo tomara y así ambos pudieran regresar a la fiesta.
Cuando llegaron no quedaban tantos invitados. Se acercaron al grupo donde estaba la familia de Dante, Paul y Amelia, y otros amigos. Todos se le quedaron viendo, algunos con sonrisas irónicas, otros con sonrisas complacidas. Eva se ruborizó y tenía deseos de esconderse, eso era lo que no quería, había luchado mucho para tener un buen trabajo sin que pensaran que se había acostado con alguien para obtenerlo. Se relajó cuando conversaron de otros temas y no de Ella y Dante regresando de una parte alejada del jardín. Eleonor se interesó mucho en ella y la invitó a tomar un café el primer fin de semana después de la fiesta.
Ya era muy tarde en la noche, cuando Dante fue con su madre a la pista de baile que dispusieron en el centro del jardín, aceptó el pedido de Eleonor, porque le dijo con la voz emocionada que solo le faltaba bailar con su hijo mayor. Eva se quedó con los demás observándolos bailar.
—Eva es hermosa. —dijo Eleonor a Dante nada más ponerse a bailar.
—Sí, lo es.
—Me cayó muy bien. Podríamos invitarla a otras fiestas.
—No creo que acepte, ya me comentó que no se siente cómoda sabiendo que está en la casa de su empleador.
—Ya hallaremos la forma de convencerla, de eso me ocupo yo. ¿Crees que tenga novio?
—No lo sé, no ando averiguando la vida de mis empleados.
—Tu hermano seguro sabe, ya le preguntaré.
A Dante no le gustó eso, pero estaba seguro de que Lucas sabía eso y más. La buscó con la mirada, pero no la encontró. «Seguramenteya se fue», pensó y siguió bailando con su madre. No podía sacar a Eva de su mente, ese día estaba hermosa, y no solo por como andaba vestida, ella resplandecía. Y en los meses que llevaba trabajando para él, no le había coqueteado una sola vez, había sido muy refrescante para él.
Lucas se acercó a ellos bailando con la cita que había traído.
—¿De qué hablan? Mamá, parecías muy animada, Dante, parecía que te estaban apretando las bolas.
Eleonor rio de la ocurrencia de su hijo y Dante solo lo miró sin responder al comentario de Lucas.
—Hablábamos de Eva. —respondió Eleonor—. ¿Verdad que es muy guapa?
—Sí, es muy hermosa, tiene muchos pretendientes en la empresa.
—Lástima que la empresa no es un club de citas, tendrán que buscar a alguien más. —Intervino Dante.
—No puedes hacer nada si la enamoran fuera. Además, en la empresa no hay ninguna política al respecto. —le dijo Lucas.
Siguieron hablando sobre ella, y Dante se enojaba con cada comentario. Pensando que él no tenía por qué aguantar a esos pretendientes que solo entorpecerían el trabajo de su secretaria.
Terminaron de bailar, sin que Eleonor y Lucas no pararan de hablar. Dante aguantó solo tres canciones y al terminar estas, le dijo a su madre que buscara otra pareja de baile. Todos regresaron a la mesa y allí Dante vio a Eva, una sonrisa inconsciente se formó en sus labios, se dio cuenta y la quitó mirando a los lados para ver si alguien lo había visto, dio las gracias porque no fue así.
La fiesta terminó a las dos de la mañana, todos muy cansados, pero contentos, se despidieron, felicitando otra vez a la feliz pareja.
En el camino de regreso, Eva y sus acompañantes comentaban la noche y lo emotiva que fue. Amelia le recriminó a Eva por no decirle lo atractivo que eran Dante, Lucas y Gael que también fue invitado. Ella solo respondió que no lo creyó necesario, que no se fijaba mucho en ello, pero que si le había dicho que había hombres atractivos en la empresa.
Al llegar a casa, Eva le dio las buenas noches y se retiró a su habitación. Se cambió de ropa y se dio un baño con agua caliente para quitarse un poco el cansancio. Ya en la cama iba a escribirle a Samael, pero se arrepintió al ver la hora y se fue a dormir.
♥♥♥♥
Eva despertó antes del amanecer. Tuvo un sueño muy bonito donde se vio con dos niños corriendo por el campo y un hombre detrás de ellos. Parecían muy felices y ella despertó con esa sensación de felicidad.
Se dio una ducha y fue a la cocina a preparar el desayuno. Ese día su abuela se iba, alcanzaría a sus amigos junto con Paul. Estaba terminado un omelette cuando su abuela se llegó, se sentó en una de las banquetas y la observó.
—Hoy pareces muy feliz, ¿Se puede saber por qué?
Eva le contó el sueño que tuvo y que la dejó con esa sensación de felicidad. Amelia enseguida le dijo que seguro es una premonición de cómo sería su futuro. Eva solo movió la cabeza negando y le dijo que solo fue un sueño, que no se hiciera ilusiones, pero Amelia no le hizo caso y siguió hablando sobre la familia que Eva tendría y hasta le dio nombres de escuelas a la que podían ir, Eva solo pudo reírse, sin creer las ocurrencias de su abuela.
Cerca de las diez de la mañana, Paul llegó a buscar a Amelia.Luego de una despedida larga se fueron, dejando a Eva un poco triste y feliz a la vez, triste por volver a separarse de su abuela, y alegre porque su abuela estaba viviendo su vejez muy feliz, gracias al dinero que guardaron ella y su abuelo, y el retiro, se podía costear todos sus viajes.
Terminó la tarde limpiando la casa y revisando algunos papeles del trabajo. En la noche conversó un rato con Samael y fue a dormir temprano. Al día siguiente vería a sus jefes y aún tenía un poco de vergüenza por haber ido a casa de sus padres.
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El amor está en litigio
Romansa¿Quién dice qué no se puede ser romántica y profesional a la vez? Eva es una secretaria jurídica, romántica a más no poder. Una mujer que no tiene miedo de demostrar sus emociones. Sueña con tener un amor como el de sus abuelos, que se demostraban a...