Capítulo 10

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Viernes, día de la fiesta

Ese día había si un día muy agitado, nadie quería dejar trabajo a medias, aunque Lucas permitió que los empleados que decidieron asistir a la celebración de aniversario de creada la empresa salieran dos horas antes.

Eva, Laura y Lea fueron a tomar un café en la cafetería cercana a la empresa antes de ir a prepararse para la fiesta. Lea decía que iría sola, ya que su novio estaba de gira con el grupo. Laura logró que la niñera que de vez en cuando le cuidaba a su hijo estuviera disponible. Bromearon con irse a un bar de stripper cuando terminara todo.

—¿Por fin usarás el vestido? —preguntó Laura.

—Sí, me dejé llevar por ti y terminé aceptando.

—Por mí dice... —dijo Laura riendo.

—Naah, metió a la madre por medio y acepté. Con dolor en mi alma, lo había rechazado.

—¿Y entonces?

—Será un préstamo, mañana lo devuelvo.

—¿Qué vestido? —Interrogó Lea.

Le contaron un poco sin entrar en detalles ni dar el nombre de la persona que se lo dio. La apreciaban mucho, pero a veces Lea era un poco parlanchina y no guardaba muchos secretos.

—Estuve a punto de devolverlo en varias ocasiones, pero ¡¡me queda divino!! ¿Qué puedo hacer?

—Usarlo —respondieron Laura y Lea a la vez.

—Necesito nuevas amigas, alguien que me diga que no vaya en contra de mis ideales. —comentó Eva moviendo la cabeza de un lado a otro, queriendo parecer compungida sin lograrlo.

—Tienes a Emma, y estoy segura de que te dirá lo mismo. —indicó Laura sacándole la lengua.

—Confirmo lo que dice la rubia. —destacó Lea.

Charlaron y bromearon un poco más, y luego cada una fue a su casa. Quedando en ir juntas en el auto de Laura, de las tres, era la única que poseía uno, ya que tuvo que comprarlo al tener que llevar mucho a su hijo a urgencia.

♥♥♥♥

La fiesta la estaban realizando en el Hotel Hilton que había en la ciudad, quedando encantadas con la decoración. Lea y Laura comentaron que no siempre podían ir, por el hecho de que a veces la celebraban con pocos invitados y en esas ocasiones seleccionan los empleados que irían.

Se mezclaron entre la gente, saludaron a otros compañeros de trabajo y algunos clientes que estaban invitados. Después de un rato, se acercaron al bar que dispusieron para la fiesta, había camareros que llevaban las bebidas a la mesa o donde estuvieran los invitados, pero querían una bebida más personalizada. Eva pidió un daiquiri, les dijo que lo tomó en el bar Floridita en una visita que hizo a Cuba cuando terminó la universidad.

Mientras esperaban, Eva vio a Eleonor, cogió su bebida y disculpándose con sus acompañantes, se acercó a la madre de sus jefes. Luego del saludo de rigor y hablar de la organización beneficia, le dio las gracias por el vestido, pero Eleonor le dijo que no sabía de qué estaba hablando. Ella le explicó lo que su jefe le había dicho y la señora Lombardi comento que llevaba una semana que solo vía a Dante por videollamada. Eva se enojó por el engaño, pero disimuló un poco con la mujer mayor porque no tenía culpa de nada, no podía creer que le hubiera mentido, nunca pensó que Dante llegaría a tanto.

—Aunque tengo que alabar el buen gusto de mi hijo, el vestido está hermoso y te queda muy bien. —señaló Eleonor.

Conversaron un poco más, hasta que se unieron más personas, entre ellos Dante. Eva se le acercó y disimuladamente para que nadie lo viera lo pellizcó en el abdomen.

El amor está en litigioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora