Cinco días después
Eva estaba en el balcón de la habitación que le proporcionó Adrien con vistas a la plantación de vides, suspiró mirando hacia la viña emparrada que se veía hermosa con la puesta de sol, todavía quedaban algunos trabajadores regados por el campo, se estaban preparando para la vendimia según había dicho Adrien. Ella pensó que era una lástima que se la iban a perder porque le hubiese encantado participar, le contaron que era muy divertida, pero el trabajo no permitía que faltaran muchos días más, tenían que regresar a casa en dos días, tres máximos; y aunque no habían dejado de trabajar y lo habían hecho un rato en la mañana, no era lo mismo que trabajar en la oficina.
A lo lejos vio a Paulette corriendo, el cabello rubio y rizado ondeando en el viento, se veía muy feliz jugando con otros niños mientras le tiraban algo a un perro, Eva supuso que era una pelota, no distinguía el objeto desde la distancia. La observó con una sonrisa triste, no podía creer que una madre abandonase un hijo solo porque su matrimonio no iba bien. Los pocos días que había interactuado con ellos, se dio cuenta de que Paulette era una niña muy traviesa, pero con un corazón grande, Adrien y los empleados la querían mucho y la cuidaban muy bien, pero a la niña se le notaba en la mirada que extrañaba a su madre. Solo había una foto de la madre en su cuarto, Dante le contó que Adrien dejó esa para no dañar más a su hija, pero retiró las demás. Al recordar la foto no entendió como la niña creyó que se parecía a la madre, la otra mujer era rubia con ojos azules, y ella tenía el cabello castaño y ojos avellanas.
—Quizás encuentra parecidos en mujeres de la misma edad que su madre. —caviló Eva.
Salió de su estado pensativo y contemplativo al sentir a Dante acercándose. Él la tomó con una mano por la cintura y la acercó a su pecho, con la otra mano la tomó por la barbilla y la besó en la mejilla.
—Te extrañamos abajo, ¿por qué no bajaste? —preguntó Dante al terminar de darle el beso.
—Me distraje contemplando las vides, están hermosas, ¿no crees? —respondió ella dejándose caer contra él.
—También lo creo, pero me he acostumbrado a ellas, de tantas veces que he venido. —dijo él y prosiguió—: Vine por ti, porque preparé algo que te va a encantar.
Eva se viró y lo miró sonriendo, preguntándose qué se traía entre manos. Al tercer día de estar allí, Adrien los llevó al río, como prometió, un sitio igual de hermoso a toda la región. Pero al final del día, se fueron todos dejándolos solos a Dante y a ella.
Eva se sonrojó al recordar lo que pasó ese día. Y al ver su sonrojo, Dante sonrió y le preguntó en qué estaba pensando que las mejillas se le habían puesto tan rojas.
—En nada especial, quizás me dio mucho sol en el balcón. —respondió ella y le preguntó—: ¿Qué preparaste que me va a encantar?
—Es una sorpresa, mejor cámbiate de zapatos por otros más planos, estaremos fuera e iremos caminando.
Dante se alejó tras la recomendación y buscó una ropa más veraniega, al terminar de escoger y ponerse lo que iba a vestir, le dio un beso en el hombro cuando pasó justo, por donde estaba ella, diciéndole, que la esperaba en el piso de abajo. A Eva le encantaban esos besos que su amante le daba en cada ocasión que podía, creía que para ser un hombre que decía no ser romántico, era muy cariñoso con ella.
♥♥♥♥
Eva bajó rápido la escalera y Dante la estaba esperando con una cesta mediana de mimbre y una manta a cuadros rojas.
—¿Y eso? ¿Tendremos un pícnic? —preguntó señalando lo que él traía en las manos.
—Adrien nos dará la visita habitual a las bodegas y los viñedos. Sin embargo, la visita terminará disfrutando tú y yo de un refrigerio en las vides que tanto te gustaron. —respondió mientras se ponía la manta debajo del brazo y se adelantaba para tomarla de la mano.
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El amor está en litigio
Romance¿Quién dice qué no se puede ser romántica y profesional a la vez? Eva es una secretaria jurídica, romántica a más no poder. Una mujer que no tiene miedo de demostrar sus emociones. Sueña con tener un amor como el de sus abuelos, que se demostraban a...