Capítulo 22

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Dante se relajó, puso las manos detrás de la cabeza y preguntó si él también podía demorar en dar una respuesta. Eva sonrió, haciéndole creer que sí, pero se puso seria nuevamente y le dijo que no, solo ella podía hacerlo.

—Dame tu respuesta ahora, si no me voy. —dijo ella e hizo un gesto como si fuera a levantarse.

—Vale, vale, acepto, yo no soy celoso, así que no será un problema para mí, abstenerme de decir o hacer nada que te haga creer que son celos. —claudicó y agregó—: por ahora no mencionaré más a tu amigo.

Eva movió la cabeza, esperaba que fuera cierto lo que dijo, porque lo que había dicho y hecho, demostraba lo contrario de lo que dijo en ese momento.

—¿Y ahora qué? ¿Qué haremos a partir de ahora? ¿Nos citaremos cuando tengamos ganas? ¿Socializaremos como cualquier pareja? —preguntó con mucho interés Eva.

—¿Qué haremos? A partir de ahora dormiré mucho en tu cama, no sé que tiene, pero me llama para que regrese una y otra vez. —respondió Dante y Eva lo interrumpió bromeando antes de que continuara hablando.

—Eso tiene solución, te puedo decir dónde las venden.

—Muy graciosas, pero prefiero la tuya con tu compañía. —dijo Dante y le mostró la lengua.

Eva rio por el gesto tan infantil, en alguien completamente adulto.

—Seremos como cualquier pareja, quitando el compromiso. ¿Qué crees de ir juntos a la gala benéfica? Sería un buen lugar para socializar juntos.

Eva estuvo de acuerdo con ir juntos a la gala, pero le recordó que tenía que tener en cuenta que Eleonor estaría allí y pensaría que tenían una relación con todo lo que implicaba, pero Dante comentó que él se encargaría de su madre, y que no sería un problema.

Y cambiando de tema, Dante comentó:

—Adrien lleva invitándome a sus viñedos mucho tiempo, ¿Quieres ir el próximo fin de semana después de la fiesta de Eleonor?

—Me encantaría, el señor Bouchet habla tanto de ellos que me haría mucha ilusión ir —respondió Eva—. Además, necesito vacaciones, antes de comenzar a trabajar aquí llevaba unos siete meses que no las tomaba.

Dante demostró su alegría y Eva rio porque tal parecía que le había dicho algo vital para su vida.

Estaba al regresar a su mesa, pero recordó lo que pasó en el día con Isabel, le hizo un resumen a Dante, y él le dijo, que no le extrañaba, porque él nunca le cayó bien a Isabel, le molestó un poco, pero pensó que había sido algo de una vez, que seguramente Isabel no lo repetiría. Y si lo hacía de nuevo, él se encargaría de ponerla en su lugar.

—Con Laura también es así, por lo que me ha dicho, no está de más que se lo digas a tu hermano, para que tome cartas en el asunto.

—Le diré, pero no creo que sea un problema.

Eva regresó a su oficina pensando que ojalá fuera cierto lo que dijo Dante sobre Isabel, pero se mantendría atenta, por si decía o hacía algo que los perjudicara.

Levantó el teléfono para llamar a Laura para ir a comer, pero al fijarse en la hora vio que era más tarde de lo que creía y llamó a su restaurante favorito para que le trajeran la comida, al final pidió algo para ella y para Dante, él se lo agradeció cuando se la puso frente a él.

A las cinco terminó de trabajar, se despidió de Dante mientras él le prometía ir esa noche a su casa, y llevaría una botella de vino para celebrar su reciente relación.

El amor está en litigioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora