Noche anterior
Eva, al llegar a casa, cenó y se dio una ducha, y con una copa de vino se dispuso a considerar todo lo que habló con Dante. No quiso llamar a nadie por consejo, lo que fuera a hacer, quería que fuera porque ella lo decidió, sin dejarse llevar, por lo que terceras personas podrían pensar al respecto, aunque estuvo tentada de levantar el teléfono varias veces. Estaba segura de que su madre y su abuela le dirían que aceptara, solo por verla, aunque sea en una "no-relación", Eva rio al pensar en ellas, imaginándolas diciéndole que tenía que aprovechar, si no su zona íntima cogería tela de araña de no usarla.
—Ja, ja, ja, locas que son las dos. —Pensó en voz alta y tomó un trago de vino.
Sus amigas harían una lista de pros y contras y al final le recordarían su decisión de no tener una relación en el trabajo.
—Tampoco ayudarán —Pensó y suspirando fue a la cama—, Mañana le diré lo que me salga en ese momento. —fue su último pensamiento antes de dormirse.
♥♥♥♥
Día presente en la mañana
Eva llegó cinco minutos antes de la hora de entrada a la empresa. Quería hablar con Dante al terminar la jornada, sabía que si él la vía al llegar a la oficina le pediría una respuesta en ese mismo momento, creía que era mejor esperar.
Al subir al ascensor Isabel estaba en este, se dieron los buenos días, pero a Eva le parecía que la otra mujer se los dio como si quisiera decirle algo más. La miró de reojo y la vio observándola.
—¿Dante ya te pidió tener sexo? —preguntó Isabel cuando se abrieron las puertas del ascensor.
Eva la miró, pero no respondió, simplemente comenzó a caminar hacia su oficina. Isabel se puso a la par de ella y volvió a hablar.
—Si le dices que no, seguro usa la carta de su enfermedad. —le dijo con malicia, y prosiguió diciendo—. Esa nunca le falla, te lo digo yo que lo conozco prácticamente toda mi vida. Si fuera tú, le diría que no.
Al ver que Eva no contestaba, le preguntó:
—¿No dirás nada?
—Por supuesto que sí. —respondió Eva, dejó de caminar y se puso de frente a Isabel cuando esta hizo lo mismo—. Si yo decido decirle que sí o que no a Dante, es problema mío, no es algo que te importe a ti, así que métete en tus asuntos y deja de ser cizañera.
Isabel iba a hablar, pero Eva no la dejó.
—No quiero escucharte hablar del tema. Te pido de favor que no lo hagas, tú y yo no tenemos esa confianza para que la tomes sin mi permiso. —dijo Eva y se fue dejándola con la boca abierta.
Estaba por entrar al pasillo que la llevaba a su oficina, pero Laura se interpuso en su camino.
—Hola, escuché parte de lo que se dijeron Isabel y tú. —dijo la rubia y exclamó—: ¡¡Muy bien dicho!!! Aunque ahora la tendrás de enemiga.
—Total, para que esté con sus comentarios fuera de lugar, mejor mantenerla lejos. —respondió Eva.
—¿Dónde estuviste toda mi vida? Necesito unas clases de respuestas cortantes.
—Doy clases los viernes y sábados en el bar nuestro. —respondió Eva riendo.
Laura también se rio de la broma y se despidió. Se estaba alejando, pero regresó y le comentó en un murmullo que Lucas llegó con un golpe en el rostro y no quiso decirle como se lo hizo.
—También doy clases de cómo sacar información. —bromeó Eva y las dos secretarias rieron a carcajadas.
Se despidieron nuevamente y al mirar para la recepción vieron a Isabel mirándolas con mala cara. Eva le hizo un gesto despidiéndose solo para molestarla, Isabel levantó la nariz y le dio la espalda.
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El amor está en litigio
Romance¿Quién dice qué no se puede ser romántica y profesional a la vez? Eva es una secretaria jurídica, romántica a más no poder. Una mujer que no tiene miedo de demostrar sus emociones. Sueña con tener un amor como el de sus abuelos, que se demostraban a...