Four || La Moto

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Me remuevo en la cama con flojera y estiro mi brazo hacia donde está...

Tanteo la cama sintiendo el vacío ¿Qué...?

Me siento y miro mi mano solitaria a un lado ¿Se fue? ¿Cambio de opinión y decidió dormir en el sofá? ¿Me moví demasiado durante la noche? ¿No le gusto dormir conmigo?

Un millón de preguntas golpean mi cabeza con fuerza pero las sacudo agitando mi cabeza y poniéndome de pie para cepillarme. Necesito salir de dudas.

Pero claro, no lo haré con la boca oliendo a caca.

Suelto un largo bostezo y me estiro caminando al baño de mi habitación para hacer mis necesidades diarias.

Una vez finalizo, me encamino a la cocina en donde me llevo una grata sorpresa.

Lo primero que captan mis ojos es a Alessandro el cuál canta mientras cocina unos apetitosos Waffles con miel y fresa. Mis favoritos.

Lo segundo que veo es a Kermit a su lado comiendo gustosamente las galletas de avena que Alessandro le lanza para que las atrape con su boca, lo cual hace.

—Oh, hola Small— Saluda Alessandro al percatarse de que estoy en la cocina -No sabía que estabas despierta.

—Si lo estoy y buenos días también a ustedes— Le dedico una mirada achinada a Kermit quién debería haberme despertado antes.

Claro, pero él está tan concentrado en comer de sus galletas que ni la nota.

Pongo mis ojos en blanco antes de dar un paso adelante para ayudar a cocinar a Alessandro. Y como siempre, no lo permite.

—Ah, ah —Niega con su dedo frente a mi cara —Mientras yo esté aquí, yo cocinaré.

Frunzo el ceño.

— ¿No me comentaste que estabas pensando en venirte a vivir aquí? —Pregunto, confundida.

—Así es —Sonríe.

Pongo los ojos en blanco.

Al final decido solo sentarme en la isla que está frente a la cocina. Igual, tampoco me queda de otra.

Observo atenta como apila los Waffles y los baña por encima con miel. Y como toque final, agrega una fresa picada por la mitad arriba.

Mi estómago ruge, hambriento y mi boca se vuelve agua.

—Bon apetit —Coloca el plato frente a mí y me dedica una sonrisa tierna antes de extenderme unos cubiertos.

Miro encantada el plato y sin más, comienzo a comer.

Un suspiro se escapa de mis labios al dar el primer bocado, que delicia. Este hombre tiene mucho talento en la cocina.

— ¿Y...? —Levanto mi mirada topándome con la suya que me miraba fijamente ¿Estaba mirándome mientras comía?

Una OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora