Twenty Two || Devuelta al Juego parte II

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Se forma un silencio extraño después de que el hombre – Que resulta ser el hermano de Clark – le dice de aquella forma.

Aclaro mi garganta para interrumpir la incómoda burbuja y sonrío hacía el hermano mayor de mi novio.

—Hola, un placer conocerte...

—William.

—William —Termino por decir y estrecho mi mano con la suya.

Antes de que pueda agregar algo más, Alessandro decide hablar.

— ¿Qué haces aquí?— Pregunta en un tono frío. Jamás lo escuché hablar de esa manera, me volteo hacía él y veo que ahora tiene sus brazos cruzados sobre su pecho mirando de manera intimidante a William; quién no se ve ni un poquito afectado por la reacción de Clark.

—Bueno, mis padres estaban ocupados adelantando las cosas en la oficina para...— Lo interrumpe.

—Sabes que no me refiero a eso, William— Su nombre lo pronuncia con tanto desagrado que incluso a mí me llena de tristeza.

William frunce el ceño.

— ¿Qué? ¿Acaso ya no tengo derecho de visitar a mi familia?— Pregunta con una molestia fingida.

Clark aprieta los labios, pero antes de que dé inicio a una discusión, vuelvo a hablar.

—Creo que será mejor que metamos las maletas en el auto— Digo colocando una mano delante de la cara de ambos. Miro a William —Oye ¿Dónde está el auto?

Él le dedica una última mirada a Alessandro y nos guía hasta un Ford Mustang Mach 1 color gris.

Me paralizo durante un segundo, totalmente deslumbrada.

— ¿Este es...?— Dejo la pregunta en el aire y escucho la risa de William.

—Si, ¿Te gusta?— Pregunta con una sonrisa ladeada. Escucho a Clark carraspear detrás de mí, antes de sentir sus brazos rodeando mi cintura.

Parece que alguien está celoso.

—No está mal— Comento. Veo como la sonrisa del casi rubio se extiende y siento los brazos de Clark pegarme más hacia él. Yo por otro lado, intento con todas mis fuerzas reprimir una carcajada.

William abre el maletero y mientras ubica nuestras maletas, me giro entre los brazos de Clark y antes de él diga algo, planto mis labios en su barbilla. Y luego levanto la mirada para verlo a los ojos.

—No tienes por qué tener celos ¿Lo sabes, no?— Susurro lo más cerca de su cara que puedo y agrego —Después de todo, tú eres mi novio.

Él me observa con atención y veo como sus hombros se relajan un poco. Sonrío un poco y planto un beso sobre su nariz antes de separarme.

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