Three || El Juego de las 10 Preguntas

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Caminamos por el estrecho pasillo hasta llegar a mi habitación. Al llegar allí, mi mirada vaga entre el pequeño balcón y mi cama.

— ¿Que tal en el balcón?— Dice siendo consiente de mi duda.

Asiento con mi cabeza. Atravesamos el marco de color blanco donde se supone debería ir una puerta de vidrio, la cual aún no me pasa por la cabeza en reparar. Y dudo que algún día lo haga.

Tomamos asiento uno frente al otro y en ese momento, me tomo la oportunidad para detallar su rostro el cuál brilla un poco por la luz que refleja la cuidad y la intensa luna.

Su cabello castaño oscuro se mueve un poco por el viento frío que sopla con fuerza. Su gruesas cejan se mantenían fruncidas, sus ojos un poco verdosos brillan distraídos con los edificios que se veían a lo lejos y en el momento que mi miraba baja en dirección a sus labios, veo el instante exacto en el que estos se curvan hacia arriba. Desvío rápidamente mi mirada, sonrojada.

Detesto ser tan blanca.

Soy consciente de su mirada fija en mí, pero aprieto mis labios y me giro para volver a mirarlo.

— ¿Quién comienza? —Pregunto. Y detesto que la rapidez con la que dije la frase haya delatado lo nerviosa que estoy.

Se toma un minuto para responder.

—Iba a decir que tú, pero ya perdiste tu oportunidad.

Frunzo mis cejas. Espera, ¿Qué?

— ¿Qué? ¡No!— Él ríe con fuerza —No es gracioso, Alessandro.

—Claro que si lo es, Small.

Ruedo mis ojos.

—Idiota —murmuro.

Él se recompone y tarda un poco en calmarse.

—Comenzaré yo —Anuncia. Ya lo veía venir —Primera pregunta: ¿Me extrañaste?

Lo miro confundido, ¿En verdad pregunto eso? ¿Malgastó una pregunta que podía ser utilizada para un cuestionamiento profundo... En eso?

Él espera pacientemente mi respuesta. Pero yo paso unos minutos procesando la pregunta, hasta que al final decido responder.

—Sí.

Él pasa de su sonrisa coqueta, a confusión y luego; sorpresa.

—Vaya, no esperaba que en verdad lo dijeras— Comenta pasando una mano por su cabello y desviando de nuevo su mirada hacia la cuidad —Claro, confío en ti. Pero eso no quita que me haya impresionado tu respuesta.

Curvo mis labios hacia arriba, sonriendo.

—Estoy llena de sorpresas, Clark.

—Ya lo veo —Susurra.

Tomo una respiración profunda y lo noto. Hace falta un refrigerio.

—Oye... ¿Qué tal si nos tomamos un descanso para ir por un refrigerio? —Cuestiono poniéndome de pie.

—Claro, pero prefiero que sea un té. Hace un poco de frío —Comenta antes de seguirme dentro.

En la cocina abro la nevera y tomo una lata de Coca Cola, mientras que él calienta el agua para hacer su preciado té.

Pongo los ojos en blanco. ¿Prefiere hacer un té, que solo tomar una Coca Cola? Niego con la cabeza.

Destapo mi lata de gaseosa y bebo un trago, deliciosa.

— ¿Eso es lo único que tomas, Coca cola? —Pregunta con el ceño fruncido.

—También tomo agua —Me encojo de hombros —Además, ni te atrevas a insultar a la Coca Cola.

Una OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora