Prólogo

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—Primer llamado a los pasajeros del vuelo 177 con destino a Miami, Florida

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Primer llamado a los pasajeros del vuelo 177 con destino a Miami, Florida.

Suspiré. Llegó la hora.

Tomé mis cosas y empecé la marcha hacia el que sería mi avión.

Él no vino a despedirse...

Me puse triste ante la realidad de las cosas ¿Se había arrepentido de venir? ¿Quería que me fuera?

Apreté mis ojos con fuerza al percatarme de que unas crudas lágrimas querían escapar de mí. No quería llorar, pero me era muy difícil no hacerlo al estar consciente de que...

— ¡Astrid! —Paré en seco.

Giré lentamente mi torso y lo vi.

—Alessandro...— Susurré.

Nuestras miradas chocaron y las mismas lágrimas que estaba intentando retener, ruedan libremente por mis mejillas; pero esta vez ya no es por tristeza, sino por felicidad.

Solté mis cosas de golpe y corrí a sus brazos. El único lugar en el mundo en el que me sentía protegida de todo y de todos, él me recibió y nos fundimos el uno con el otro en lo que se había convertido en una demostración íntima, pero satisfactoria para ambos.

Estando allí me desahogué. No quería irme sin él y estaba segura de que él tampoco quería. Pero ¿Cómo desaprovechar una beca la cual se presenta solo una vez en tu vida?

Cómo si él supiera lo que estaba pensando, me abrazó con más fuerza.

Unos minutos después, deshicimos el abrazo. Tomé aire, y lo miré.

—Creí que no vendrías —Confesé.

Se tomó un momento y después frunció el ceño.

— ¿Cómo qué no? —Preguntó, confuso — ¿Crees que podía darme el lujo de no despedirme de ti?— Interrogó.

Apreté los labios y desvíe la mirada. No estaba segura de ello.

Al notar mi duda, me tomó del mentón y giró mi cabeza para que enfocara de nuevo sus ojos. Suspiró.

—Nunca cambias. —Cuestionó acariciando mi mentón con su pulgar.

—Ni pienso hacerlo —Curvé mis labios hacia arriba.

Negó con la cabeza, también sonriendo.

Nos mantuvimos en silencio. Nunca tuvimos que hablar para llenar eso, creo que incluso nos entendíamos mejor de esa manera.

Y de un momento a otro, detuvo su caricia en mi mentón. Me giré, extrañada, y mi confusión aumentó al notar que miraba fijamente mis labios.

Por inercia, también bajé la mirada a los suyos y no fue hasta la interrupción de los altavoces que me di cuenta que poco a poco habíamos reducido la distancia entre nosotros.

Último llamado para los pasajeros del vuelo 177 con destino a Miami, Florida.

Me alejé un poco y agaché la cabeza, apenada.

—Debo irme.

Y sin decir más, tomé mis cosas nuevamente y pasé a qué revisaran mi pasaporte para pasar al avión.

Tenía el impulso de girarme para confirmar que se había ido, pero no lo hizo. Estaba segura que, si lo hacía, cambiaría de opinión y a esta altura ya no podía permitírmelo.

—Buen viaje —La chica que me atendió me dio una pequeña sonrisa reconfortante, antes de dejarme pasar.

Apreté la pequeña mochila que colgaba de mi hombro y decidida, caminé dentro del avión.

Ya estando dentro, busqué mi puesto y me senté. Me coloqué mis audífonos y encendí mi Playlist.

Estar en este avión era mucho más significativo para mí que cualquier otro viaje. Porque este implicaba la oportunidad de rehacer mi vida en otro lugar alejado de todo; De mi familia, de mis amigos y de mi pasado.

Ahora tenía Una Oportunidad.

Una OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora