Twenty || Dormir para evadir

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Una dulce melodía inunda mi cabeza y permanezco con mis ojos cerrados.

La mejor manera de detener el tiempo es escuchando música. Es capaz de acallar la voz de tus pensamientos opacándola con otra voz que canta en conjunto de una melodía capaz de hacerte sentir de todo o a veces, solo hacerte flotar en otra realidad.

No deseo pensar en este momento, solo quiero cerrar mis ojos y sentir.

Sentir como el oxígeno entra por mis fosas nasales y se expande por todo mi cuerpo. Sentir el suave ambiente rosando mi piel. Sentir el bombardeo de mi corazón en mi pecho y solo... Ser consiente de cada detalle de mi plena existencia a través de las armoniosas melodías.

Sin darme cuenta, en algún punto caigo dormida y no me llego a enterar si no cuando mi olfato – el cuál es el primero en reaccionar de todo mi cuerpo – Se topa con un aroma muy agradable y es cuando mi estómago ruge cuando me doy cuenta que me quedé dormida durante la preparación del almuerzo.

Me tomo unos minutos para estirarme y me froto los ojos para ver con claridad el pasillo en el que me sumerjo hasta llegar a la cocina. La comisura de mis labios se eleva un poco al ver cómo Clark, le agrega los toques finales a un platillo de... No sé cómo rayos se llama eso.

—Oh, hola Small— En medio de mi frotamiento de ojos detengo una mano para agitarla a modo de saludo.

—Hola, Clark.

Me acerco a su lado y me inclino un poco para detallar la... Frunzo el ceño mirando el plato frente a mí.

— ¿Que cocinaste hoy?—

Intento sonar casual, sin embargo creo que mi ceño fruncido me delata ya que él comienza a reír suavemente.

—Bueno, hoy decidí deleitarte con una magnífica tortilla española— Comenta. Lo miro a los ojos y no me pierdo el brillo que estos poseen al hablar del plato —De niño, en mi familia siempre hubieron tortillas de este tipo. Incluso, se me hacía hasta raro que cuando hacíamos reuniones en familia, algunas veces no la preparen; lo cual pasaba muy pocas veces.

Sonrío al imaginarme a un mini Alessandro sentado en un comedor gigante frunciendo el ceño al plato de comida.

Clark comienza a picar el pastel de condimentos – Que se tomó la molestia de aclarar que en su mayoría eran atún y papas – y el pedazo lo coloca sobre un plato, el cual me extiende.

—Ten —Me extiende una banana y la tomo mirándola con curiosidad —Es una tradición familiar que la tortilla española se coma con la banana, de hecho, saben muy bien combinados.

Asiento con lentitud y lentamente desprendo la cascara de la banana dejándola desnuda sobre mi plato. Pico un pedazo de cada una y me la llevo a la boca. Casi al instante suelto un quejido de deleite.

¡Es la maravilla más deliciosa que he probado!

—Mmm... Está delicioso— Lamo mis labios.

—Lo sé y me alegra que te encante, Small— Me guiña un ojo antes de darse la vuelta para tomar un plato para él.

En otro momento me hubiera reído nerviosamente, o incluso sonrojado, pero me distraigo totalmente al darle otro bocado a mi comida.

Después de lo que termina siendo una plática extensa durante el almuerzo, decido acostarme en el sofá junto a él.

—Oye, Small

— ¿Si?

Juega con un mechón de mi cabello de manera distraída.

— ¿Has pensado sobre... Lo que te dije?

Tardo un momento en recordar a que se refiere, pero poco a poco mi cerebro recuerda la conversación que tuvimos ayer por la tarde sobre volver.

Mi mente se encarga de señalar las fallas de mi decisión, pero no me pueden importar menos. Mi decisión está tomada.

—Yo...— Suspiro débilmente —Decidí que era mejor irnos. Iba a decírtelo dentro de un rato, pero supongo que ahora lo sabes.

Me mantengo en silencio por unos minutos hasta que decido agregar:

—Nos marcharemos mañana.

Pasan los segundo y el silencio es lo único que abunda en la habitación. Me siento sobre mis rodillas y me doy la vuelta acomodándome sobre su regazo.

Sus manos se ubican en mi cintura y detallo su rostro. Sus labios están apretados en una línea mientras que su mirada se mantiene fija en los dedos que tiene sobre mi cintura, perdido en sus pensamientos.

Suspira y después de lo que pasaron como unos largos minutos, me observa.

—De acuerdo —Asiente —Mañana nos iremos.

Cierro mis ojos. Lo haremos.

Coloca una mano en mi espalda baja y me acerca hacía él. Poso mi mejilla en su pecho.

Él desliza su mano sobre mi espalda, dibujando pequeños círculos sobre mi piel. Cierro mis ojos, disfrutando de su caricia.

Y por segunda vez en el día, termino llevándome por los brazos de Morfeo.

***

Camino sobre la madera fría del suelo hacia la cocina.

Ha de ser la 1am pero después de todas las siestas que tomé hoy, mi cuerpo se niega a dormir las 7 horas restantes.

Después de despertarme en el sofá con Clark debajo de mí, lo desperté para empezar a empacar.

Duramos lo que restaba de la tarde en la tarea y luego de eso decidimos tomar un chocolate caliente. Más tarde nos acostamos de nuevo, pero ésta vez; en la cama. Él se quedó dormido casi de inmediato, en cambio yo, no tuve la misma suerte.

Así que después de varias horas sin poder conciliar sueño, decidí merodear por la cocina por un poco de leche tibia.

Dos vasos más tarde con una mueca camino con el tercer vaso – Por la mitad – hacia el sofá.

Sin embargo, me detengo al notar debajo de la puerta algo blanco. Me acerco con cautela y confirmo mis sospechas. Una carta.

Me agacho para tomarla con manos temblorosas y me guío al sofá para abrirla.

"Dos más una es tres. Esa es la cantidad que falta para vernos otra vez. Mi emoción es resaltante, ojalá pudieras verme para asesinarte.

Att: Tu amiga falsa, LIA"

Un revoltijo se acumula en mi estómago y con demasiadas emociones en mi interior, corro hacia el baño de mi cuarto y...

Vomito.

***

Una OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora