Camino apresuradamente por el largo pasillo de la Preparatoria Wayne. Escucho pasos detrás de mí, pero me niego a voltear.
Sé que cuando lo haga, ella estará ahí.
Aprieto mis ojos con fuerza, reprimiendo las lágrimas y camino a paso firme pero apresurado hacia la salida.
— ¿Porque huyes Astrid? ¿Acaso eres lo suficientemente mierda como para no dar la cara a los problemas?— Canturrea. Aprieto mis labios con fuerza y subo mi capucha. No quiero que me vea, no quiero que me vean.
Ríe y su risa hace eco en el pasillo quedando impregnada en mi mente, dándome un escalofrío.
»No llores, no llores...«
Al final del pasillo veo la puerta que me llevará a mi libertad y camino más rápido para lograr alcanzarla, deseo salir de aquí.
Miro la puerta con fijeza y esperanza, pero esta es rota cuando de manera rápida es cerrada frente a mis ojos.
No...
— ¿Enserio creías que te dejaría escapar tan fácil niñita infeliz?— Pregunta parándose frente a mí. No la miro, solo observo con fijeza sus botines negros —Hey, ¿Acaso no te han enseñado tus padres que se tiene que mirar a la cara a una persona?
Golpea mi barbilla con tanta fuerza que ciento con la sangre se desliza por mi boca.
Mis lágrimas humedecen mis mejillas y llegan hasta mi barbilla mezclándose con la sangre. La herida no duele, ya no.
Quiero morir. Quiero dejar de sufrir, de... Vivir esta mierda. Ya no la soporto.
Mis labios titiritean no por las lágrimas, si no por lo que pueda llegar a hacerme el monstruo frente a mí.
—Eres horrible, Astrid y siempre debes ser consciente de eso— Escupe con desprecio —Las personas a tu alrededor solo sienten lastima al mirarte, es mejor apartarse de ti que solo intentar consolarte porque adivina; Eres tan fea que ni acercarse les gustaría.
Niego con la cabeza.
—Deja de mentirte niñita estúpida— Habla ahora una de sus amigas, la cual al acercarse, me voltea la cara de una bofetada.
—Así no Delia —Comenta la tercera antes de acercarse y tumbarme al suelo de una patada en el estómago. Me retuerzo —Así.
—No así.
Patada.
—No, así.
Golpe.
—Basta —Reclama Lydia con desinterés. Para ese momento yo estoy temblando y con mis manos sobre mi cara intentado protegerme de sus golpes— Ya vámonos, tengo que ir a una cita con Adam a las tres y media.
ESTÁS LEYENDO
Una Oportunidad
Non-FictionAstrid Lee ha sufrido de Bullying gran parte de su vida y por ello, al ser aceptada en la Ai (Universidad Internacional de Miami de Arte & Diseño) decidió que era conveniente alejarse. Irse a un lugar donde sabía que nadie la volvería a molestar, a...