Eleven || Mala Mentirosa

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Observo a Alessandro dormir pacíficamente a mi lado

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Observo a Alessandro dormir pacíficamente a mi lado. Rozo mis dedos sobre su mejilla con delicadeza, no quiero despertarlo.

Mucho menos por algo que debo aprender a enfrentar yo misma.

Me levanto de la cama y empiezo a caminar por mi habitación. Mi corazón late con rapidez en mi pecho y mis manos tiemblan un poco.

Tengo un ataque de ansiedad.

Ha pasado mucho tiempo desde que no pasaba por uno. Siempre ocurrían durante la tarde, muy pocas veces en la noche.

Me siento en una silla en el balcón tratando de mantener la calma. Mi respiración está un poco acelerada por la rapidez de mi ritmo cardíaco. Me como las uñas y mi pié baja y sube consecutivamente contra el suelo del balcón.

»¿Debo escapar de mi pasado toda la vida?«

»¿Merezco a una persona como Alessandro a mi lado?«

»¿O una amiga como Isaly?«

Sacudo la cabeza. Detesto esta parte, los pensamientos negativos.

Trato de evitarlos tarareando una canción animada. Sonrío, pero poco a poco mi sonrisa se va convirtiendo en una mueca hasta que termina por desaparecer. Un sollozo escapa de mi boca y lloro.

Joder.

Trato de limpiarme las lágrimas, pero cada vez que lo hago, una nueva ocupa el lugar de la anterior; así que solo opto por cubrirme la cara.

Silenciosos sollozos escapan de mis labios y son ahogados por mi mano. Dios, ¿Que me sucede?

Suelto pequeño gipidos y aprieto mis ojos. Espero no estar haciendo mucho ruido.

Cubro mi boca con ambas manos, apretándola un poco. Apoyo mis codos en mis rodillas y me encojo en la silla. Mi cabello húmedo se pega a los lados de mi cara, pero no les tomo mucha como para apartarlos.

Un sonido en la habitación hace calmar un poco mi llanto, pero poniendo en alerta mi cerebro.

Separo mis manos lentamente de mi boca y coloco los cabellos húmedos detrás de mis orejas. Limpio mis lágrimas y dejo que el frío viento seque los retos que sobras alrededor de mi cara.

Camino hacia el dormitorio el cuál permanece oscuro, débilmente iluminado por la luna. Me tomo unos segundos para escanear la habitación y veo a Alessandro sentado en la cama, mirándome.

—¿Astrid? —Susurra con voz ronca, mirándome con el ceño fruncido —¿Que haces despierta?

Me acerco con sutileza hacia su posición. Suspiro y me tomo un momento para hablar.

—Nada, solo... No podía dormir— Digo negando con la cabeza.

Él asiente lentamente con la cabeza, al principio pienso que se lo creyó pero luego me toma de la cintura y me ubica entre sus piernas. Trago grueso.

—Eres pésima mentirosa ¿Sabías? —Susurra lentamente en mi oído —Tienes los ojos hinchados.

Aprieto mis labios, joder.

Me besa la mejilla con delicadeza antes de recostar su cabeza en la misma.

—¿Y... Quieres hablar acerca de eso? —Pregunta.

Giro un poco mi cabeza, haciendo que separe un poco la suya para mirarme a los ojos.

—Si...

Sonríe un poco y nos lleva a la cabecera de la cama.

Suspiro.

—Yo... Tuve un ataque de ansiedad —Suelto.

Alessandro me mira con sorpresa, pero asiente.

—Y... ¿Desde cuándo tienes estos ataques de ansiedad? —Dice acariciando mi cadera con dulzura.

Pienso un momento. Sé la respuesta pero ¿Me siento preparada para contárselo?

—Desde hace más de cinco años —Respondo

Detiene su caricia.

—¿Y porque no me lo habías contado antes?— Me mira confundido.

Respiro hondo y desvío mi mirada.

—Me sentía... Insegura. Tenía miedo de como te lo fueras a tomar— Confieso.

Un pequeño silencio se hace presente antes de que vuelva a hablar.

—Small —Susurra con delicadeza —Por más miedo que tuvieses, debiste decirme lo que pasaba. Así tal vez podía haberte ayudado...

Asiento con lentitud y él suspira.

Nos quedamos en silencio, disfrutando de la compañía del otro.

—Te quiero —Susurro.

Me giro entre sus brazos para mirar sus ojos. Él me devuelve la mirada y antes de que pueda redactarme, me besa.

Toma mis mejillas y poco a poco me va colocando sobre él a medida que el beso se intensifica.

Sonríe sobre mis labios haciendo que yo también lo haga.

Se separa un momento para tomar oxígeno, ambos agitados.

—No te quiero, Small— Niega con su cabeza, serio. Me tenso —Yo te amo.

Jadeo, ¿Él dijo...?

Una amplía sonrisa ocupa su rostro y ahí es cuando lo veo. Lo dijo, ¡Lo dijo!

Me tiro sobre él y le reparto besos por todo su rostro.

—Lo dijiste, lo dijiste, lo dijiste— Señalo con emoción.

—Y esa es exactamente la reacción que no esperaba de tu parte cuando te lo dijera— Dice abrazando mi cintura —¿Ves? A veces cuando planeas una cosa, te sale otra completamente diferente— Me guiña un ojo.

Río. Beso su comisura.

—Vaya, no sabía que eras poeta— Digo con diversión.

—Por tí sería hasta paracaidista.

Río más fuerte.

—¿Enserio serías capaz de enfrentar tu miedo a las alturas por mí?— Pregunto, encantada.

—Si tu estás de por medio, por supuesto que lo haría— Aclara con firmeza.

Lo observo con adoración. Jamás imaginé que encontraría en mi vida a una persona como Alessandro. Digo, ¿Cómo es posible que él, ame a una persona como yo?

Alejo esos pensamientos, abrazo a Clark y recuesto mi mejilla sobre su pecho. Escucho como los latidos de su corazón se aceleran un poco y una pequeña sonrisa se instala en mis labios ¿Yo lo hago sentir así?

Tomo su mano y la guío a mi pecho, más específicamente dónde está mi corazón.

—¿Lo sientes?— Pregunto en un susurro.

Él asiente con lentitud.

—Si...— Suspira —Late con rapidez.

Sonrío. Levanto mi mirada y lo observo.

—Ahora siente el tuyo— Tomo su mano de mi pecho y la coloco en el suyo —¿Lo sientes?

—Si —La comisura de sus labios se curban hacia arriba, formando lentamente una sonrisa.

—El sentimiento es mutuo, Clark. Y aunque no lo diga, mi corazón delata lo que mi mente evita. Porque si, antes no quería aceptar esto— Digo señalandonos —Pero... Ya no tengo porque seguirlo evitando —Digo decidida —Yo... Estoy perdidamente enamorada de tí.

Después de eso, nos besamos. Y entre besos, perdemos la noción del tiempo.

Lo único que se mantiene intacto en mi mente es que lo dijo. No, lo dijimos.

***

Una OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora