She | Jenlisa

𝟲𝟯

Cabía recalcar que todo había pasado a las 2:00am.

Con razón Lisa no quería abrir la puerta.

Jennie llegó con comida rápida, y la sirvió, Taeyang no había comido nada en todo el día y solía comer poco si es que lo hacía.

Le sirvió un té también, con un poco de agua fría. Dicen que los adultos no le echan agua fría al té, pero Tae era más sensible.

Sirvió en platos y se sentaron a comer. Ya era al rededor de las cinco de la mañana, pero después de eso no dormirían.

Al menor le temblaba la mano como si estuviera en medio de un terremoto cuando alzaba los palillos para comer. Se encontraba muy tenso y seguía llorando.

Lisa no hablaba, estaba intentando pedirle espiritualmente disculpas a Haneul de alguna forma.

Y Jennie no sabía qué hacer al respecto.

Y esto solo en cuatro días, hace poco que Jennie conoció a Haneul, y de repente todo se volvió extraño y se salió todo de las manos.

La de mechas azules siempre tomaba té frío, y Taeyang lo sabía. Cada vez que tomaba un sorbo de té se quedaba pensativo. La nostalgia le invadía la cabeza.

—Jennie, Lisa...— Susurró.

Las dos lo miraron.

—Perdón...

Se disculpó y comienzo a llorar cabizbajo.

—Casi arruino su relación porque mi hermana me asustaba a veces...— por poco y se arrodillaba a pedir disculpas.

Lisa y Kim negaron al mismo tiempo.

—No, no, tranquilo. No fue tu culpa. Estabas asustado e indefenso.— La mayor acarició su espalda.

Pero pronto, el pelinegro comenzó a hiperventilarse, temblaba un poco, estaba tenso, sostenía su cabeza con las manos.  Agreguenle el llanto que no lo dejaba respirar por la nariz.

Estaba teniendo un ataque de ansiedad, y las chicas no sabían cómo actuar ante ello.

—Ven, ven...

Manoban tomó su temblorosa mano, y lo llevó a la habitación, cerró la puerta y lo sentó cuidadosamente en la cama.

—Bien, cierra los ojos, respira, cuenta hasta diez.

La mayor tomó su mano y este siguió sus instrucciones.

Estaba improvisando, no sabía que hacer justo ahora.

—Lo estás haciendo bien, contemos un poco más...

Un minuto más contando de cinco en cinco, veinte en reversa...

—¿Te acuerdas de cuando fuimos a recoger moras en el bosque y nos quedamos viendo el río?— le cuestionó y el contrario asintió.— Genial, piensa en eso. Recuerda como veíamos los peces pasar...

Jennie mientras tanto, mordía sus uñas nerviosa, no sabía si debería entrar o no. No debería, si ambos intentaba tranquilizarse, entraría y destruiría su paz.

Pero ya habían pasado 20 minutos y a Kim le daba miedo que se hubieran ahorcado entre sí o algo parecido.

No escuchaba más voces, así que decidió abrir un poco la puerta de la habitación, lo poco que dejaba ver la puerta entreabierta.

Logró visualizar a Lisa de rodillas en el piso, acariciando la cabeza de Taeyang, quién estaba durmiendo con su cabello desarreglado.