She | Jenlisa

𝟭𝟱

Pasó una semana entera, Lisa decidió intentar olvidarse de Jennie y cambiarse de puesto para no verla en clase de biología. Por más que nada de lo que haga funcionara, quería deshacerse de los recuerdos junto a Jennie.

Ahora se encontraba en el salón de química, cuando vió un rostro nuevo en el salón, decidió acercarse, quería distraerse.

—Hola, ¿Eres nueva aquí?— preguntó Manoban sentándose al lado de la chica.

Ella asintió.

—Si, llegué ayer, este lugar es muy bonito, ¿No crees?— sonrió.

—No lo creo, el director me cae mal.— respondió.— ¿Cómo te llamas?

La chica la miró sonriente.

—Park Chaeyoung, pero me dicen Rosé ¿Y tú, pecas?— preguntó animadamente.

Wow, esa pregunta y apodo le trajeron muchísimos recuerdos de esa chica que ansiaba olvidar.

"Oye pecas, ¿Cómo te llamas?"

Esa escena pasaba y pasaba por su mente.

—Mmm, ¿Hola?

Lisa reaccionó.

—Perdón, ¿Qué decías?— preguntó intentando sacar a la castaña de su mente.

—Pregunté como te llamabas.

Lisa desvió la mirada indiferentemente.

—Lisa Manoban

—¿Puedo decirte Lili?—El corazón de la antes mencionada por poco se rompe literalmente. Rosé estaba diciendo varias cosas que ya le había dicho otra persona.

Mierda, ahí va de nuevo. ¿Esto era una señal del universo pidiéndome que me reconcilie con Kim?

—Mm, solo Lisa.

—Veo que eres una chica de pocas palabras, ¿Puedo hacer que salgan más?— Preguntó y acercó su asiento más a ella.

Nota mental: No vuelvo a hablarle a los nuevos.

—Eh, tu puesto está mas allá...— Reclamó Lisa y empujó la silla de Park más lejos, ella puchereó y volvió a acercarse, esta vez a su rostro.

—Lo sé, pero tu eres muy linda...

Nota mental: NO HABLAR NUNCA MÁS.

—Gracias.— contestó cortante.

—¿Porqué no vienes a mi casa hoy? Sería un placer conocerte... mejor.

Sin embargo, Rosé no logró provocar sonrojos ni nervios en la de cabello despeinado. Solo hizo que se sintiera incómoda y no parara de pensar en "ella".

Manoban no contestó y estaba sin ninguna expresión viendo al frente.

—¿No vas a hablarme? Pensaba que habíamos encendido una chispa entre am-

—Ya déjame en paz. Solo quería que no te sintieras excluida aquí, ahora déjame.— Entró a la defensiva y se levantó. Agarró sus cosas y salió del salón, de todas formas quedaban cinco  minutos, no aguantaría estar un segundo más con ella.