𝟯𝟮

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Mini-maratón 4/5

Después de caminar un rato, llegaron al centro comercial.

—¿Dónde pasamos primero?— preguntó Kim emocionada, viendo todo el alrededor.

—Uhm... quiero comprarte lápices.— comentó y caminaron a una tienda.

Había fila, así que tuvieron que esperar.

—Elige algo mientras tanto, si quieres puedo comprarte también una libreta nueva...

Jennie sonrió y corrió a ver unos lápices de colores pasteles, sin dudarlo los agarró y corrió a Lisa, quién hacia la fila.

—Estos me gustan, tiene colores lindos.— sonrió y se los entregó.

—¿Sólo eso? Bien.— aceptó y llegó la hora de pagar.

—Buenas tardes, ¿Qué va a querer?

Lisa le entregó la cajita de lápices.

—Serían 30 wones.

Manoban suspiró y sacó el dinero, lo entregó y se fueron de la tienda.

—Toma, lápices nuevos. Cuidalos muy bien.— le entregó la caja.

Jennie besó su mejilla.

—¡Gracias!, prometo cuidarlos como si se tratara de un perrito.

Lisa sonrió, pero de repente estornudó, una, dos, tres, cuatro veces.

—Perdón...— se refriegó los ojos.— ¿Podemos ir a beber algo?— sonrió.

Jennie asintió y ambas se dirigieron a Starbucks.

—Ve a sentarte, yo pido todo.— le dijo Lisa a la castaña.

—Está bien, voy a estar en las de al fondo.— sonrió y se fue a sentar.

Mala idea, café frío, en la terraza, en un día nublado, sin abrigo.

Y Lisa mientras tomaba su café helado, tosía un poco, aclaraba la garganta o estornudaba.

—Lili, ¿Todo bien?, has estado estornudando y tosiendo. ¿Estás resfriada?

—No, claro que no, no suelo resfri-

Estornudó.

—No suelo resfriarme, solo es alergia.

—Si, alergia... No te escapas, al llegar a casa, vas a descansar en la cama, punto.

Lisa frunció el ceño.

—Pero eso es aburrido.

—Una vez me dijiste que estás acostumbrada a aburrirte.

Manoban entrecerró los ojos, era cierto.

—Ahora si te conviene tener buena memoria, ¿Verdad?

—Ya no importa, llegaras a descansar, y otro día iremos a ver a Cheol. No puedes ir así.

Lisa se echó hacia atrás.

—Me siento caliente.— dijo Lisa.

—¿D-De qué manera— la menor se sonrojó.

—Tengo fiebre, baja las hormonas.

Jennie no dijo nada y tomó de su café, no podían seguir ahí a menos que quisiera que Lisa se muriera ahí mismo.

She | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora