She | Jenlisa

𝗢𝟴

Jennie abrió los ojos por sonidos de vasos de vidrio pasándose a llevar. Se exaltó porque no veía a Lisa, se había quedado dormida mientras ella le explicaba la materia.

En menos de un minuto llegó la persona que buscaba, Lisa.

Estaba con un vaso de agua en sus manos, se acercó a ella y se lo ofreció. La más baja se notaba sorprendida, se despierta y ve a Lisa en su casa como si fuera la de ella. No podía decir que eso le molestaba, estaría mintiendo.

—Toma, debes despertarte con sed, me tomé tu jugo en la universidad.

Kim lo recibió confundida, y luego entrecerró los ojos mirándola.

—¿Ibas a tirarme agua para despertarme?— preguntó y tomó agua.

Lisa río.

—Ya lo hice, no funcionó. Te tiré gotitas de agua y seguías durmiendo. Diciendo "Lisa..."

Manoban se sentó y estiró sus piernas, vió a una Jennie más roja que un tomate.

—¿Qué? ¿Dije eso? No, tal vez estaba diciendo "Linda"...— dijo dudosa y notablemente nerviosa.— No, "Li..."

—Lo que digas, yo sé lo que escuché.

Manoban arqueó una ceja y la miró.

—Tal vez ya debería irme, estaba esperando a que despertaras, no quería que te asustaras al no verme...—bajó la cabeza y jugó con sus dedos.— Y no se llegar a mi casa desde aquí...— dijo un poco avergonzada.

—Oh, no te preocupes por eso, si quieres puedes quedarte y mañana vamos a la universidad juntas.— sonrió— Hay una habitación libre, puedes dormir ahí si quieres...

Lisa asintió.

—Espera, ¿Qué hora es?

La de pequitas le mostró su celular.

—¿11:32? ¡¿DORMÍ CINCO HORAS?!— preguntó exaltada.— Dios, Lisa lo siento tanto, te hice esperar cinco horas, debiste aburrirte mucho aquí...

—Eso no fue un problema, estoy acostumbrada.

—Me alegra... o sea, no me alegra, pero me alegra que estés aquí aún, o sea, no me alegra, digo, no quise decir eso, si me alegra que estés aquí, eh-

—Shh, ya entendí. Vamos a dormir, tengo mucho sueño.— Lisa se levantó y Jennie también, subió las escaleras y Manoban la siguió hasta una habitación muy linda y ordenada.

—Si quieres duerme aquí, te traeré un pijama, no te preocupes por la talla, me queda demasiado grande, lo compré por internet.— río y fue corriendo a su habitación a buscar un pantalón largo y una camisa manga corta. Fue devuelta con estas y se lo dió.— toma, pontelo, yo me iré a mi habitación.— sonrió y se empezó a retirar.

Pero Lisa agarró su mano, la jaló hasta la cama, la abrazó por la cintura y comenzó a cerró los ojos.