CAPÍTULO: 22

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Calx me observó luego de literalmente asesinar a Hizashi.

Yo estaba en una especie de bloqueo. No podía moverme, la vista se hacía borrosa y mi corazón latía pesadamente.

- ¿Qué pasó? ¿Vas a llorar por eso?- Se burló Calx-.

- Q-que...hiciste...- mi mirada veía la nada, los recuerdos de aquel día. Ese maldito día en el que mi quirk se manifestó regresaban-.

- Ahora sigues tú- Se acercó a mi-.

Me tomó del cuello y me alzó. Mis pies apenas tocaban el suelo.
Lágrimas caían por mis mejillas hasta el suelo.
Calx volvió a reír con gusto.

- ¿Esto te recuerda a él no? El día que asesinaste a mi hijo... eres una desgraciada-.

- N-no soy, una desgraciada...- apenas podía hablar-.

- Sí lo eres, ¿qué clase de hija asesina a su propio padre?-.

- "Basta... detente...- esas palabras viajaban por mi mente, una y otra, y otra, y otra vez-.

- Antes de matarte... recuerda estas palabras... porque serán las últimas que escucharás-.

Poco a poco fui alzando mis manos.

- Las cenizas se esparcen, pero el dolor siempre queda- Mencionó cuando acerqué mis manos a su brazo y activé mi quirk-.

Una especie de luz apareció y ambos salimos disparados hacía lados contrarios.
¿Qué mierda fue eso?.

Calx se había golpeado contra las barandillas.
Perdiendo el equilibrio y cayendo tras ellas.
Sujetó con ambas manos una de ellas e intentaba volver arriba. Estaba colgando

Me levanté y me acerqué junto a él.
En su rostro podía ver la desesperación, el miedo.

- ¿Qué miras tonta?- Dijo enojado intentado subir de nuevo pero sus piernas no hacían más que moverse inútilmente-.

Lo miré fijamente. Lo odiaba, lo odiaba mucho.
El rostro de Hizashi regresaba a mi mente constantemente.

Pisé los dedos de Calx. Un grito de dolor salio de su boca, me agaché para hablarle mientras seguía presionando sus dedos al concreto del edificio.

- Eres un trozo de mierda. Saluda a Satanás por mí- Frialdad en las palabras, era algo que sobraba-.

Pateé el rostro de Calx. Haciendo que soltara su agarre.

Pude ver cómo caía de ahí arriba. Gritando, esperando chocar contra el suelo.
Al llegar cayó de cabeza. No creo que siga con vida.

Me giré. Aizawa... Keigo... Hizashi.
Lo habían dado todo por mí. Hizashi hasta se sacrificó.
Me acerqué a Aizawa, estaba consciente.

- Vámonos de aquí pero ya-.

Aizawa se levantó del suelo con dificultad. Observo a ambos lados buscando algo.

- ¿Dónde está Mic?- preguntó-.

Mis piernas temblaban y al rato caí de rodillas.

- C-Calx... lo mató...- mi voz bien quebrada lamentaba lo sucedido-.

Aizawa se detuvo, en silencio observó sus manos y luego miro al cielo.

Cerré mis ojos y mis manos. Luego grité. Grité tan fuerte que sentía un desgarro en mi garganta.
Mis nudillos sangraban gracias a los golpes que daba al suelo.

Aizawa me detuvo.

-¡ ____ Basta!. ¡Te haces daño!-.

- HIZASHII... Hizashi, HIZASHI. ¡MURIÓ POR MI CULPA AIZAWA! SOY UNA MIERDA-.

- Deja de lamentarte, ya es tarde. Ahora salgamos de aquí- Se acercó a Hawks y lo levantó, cruzó el brazo del rubio por sus hombros-.

- No. Me niego a creer esto-.

Miré a mi derecha. Las cenizas de Hizashi estaban esparcidas por el suelo. Suspiré ondo.
Fui dentro del edificio y busque un frasco en el laboratorio de Calx.
Regrese y me arrodillé para juntar las cenizas.

Aizawa observaba en silencio la escena.

Con tanto dolor las recogí poco a poco. Recordando cada momento que pasé con este hombre.
Lo amaba tanto. Lo extrañaría tanto.
Enamorarme de él, fue la mejor decisión de mi vida.

Lloraba, sonriendo al recordar el primer día que fui a la estación. Fue tan amable conmigo.
Recordé esas madrugadas de risas junto a él.
El olor a café y cigarrillos que solía provenir de su estudio.
Esas noches de frío donde el único lugar agradable era la estación, la música y la compañía de ese héroe.

Saqué de mi bolsillo los guantes que me regaló.
Los observe con tanta nostalgia.

Al recoger el último puño de cenizas que quedaba.
Una lágrima resbaló de mi mejilla, cayendo sobre los restos de lo que una vez fue el cuerpo de Yamada.

Cuando estaba por meterlas al frasco. Unas de ellas se pintaron de dorado.
Abrí mis ojos confundida.

Al rato el puñal entero brillaba. Las cenizas que estaban en el frasco también.
Empezaron a caer de mis manos, el frasco se cayó derramando los brillos dorados.

Luego en el ambiente habían más, como pequeñas estrellas que volaban con el viento.
Cada vez habían más y más.

Empezaron a unirse formando una silueta humana que poco a poco se parecía más a la de cierto hombre.
Dieron un último brillo antes de desaparecer.

Mis ojos contemplaban algo que consideraba imposible.
Quería pellizcarme para comprobar si todo este desastre sólo había sido una pesadilla bastante mala.

Su cuerpo empezó a caer. Me levanté y lo sostuve.
Luego caímos cuidadosamente al suelo.
Su rostro descansaba en mi pecho.

Seguía sin creerlo. Él estaba ahí conmigo.
Mis dedos podían sentir la piel de su rostro mientras poco a poco su respiración se hacía presente.

- ¿Un quirk curativo?- Mencionó confundido Aizawa-.

- ¿Un quirk curativo?- Mencionó confundido Aizawa-

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Buenas, regresé después de décadas lo sé.
Increíble mi responsabilidad :D.
So, algo corto el capítulo, pero hey, no las dejé viudas 💅.

Las Cenizas De Mi Voz | Present Mic [Hizashi Yamada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora