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No sabia que decir, o responder a toda la información que soltó Brett, estaba procesando cada frase, y cada palabra que me había dicho.

Así que Gaela si era la mala de la historia, ¿pero su hijo también lo es?, todo es tan confuso ahora.

Ya entiendo un poco la perspectiva de Brett, ya se por que cuando nos vimos reacciono de tal forma, nunca espere que el pasara por esas cosas, o que los reinos lo hicieran.

Yo se que digo mucho que estoy confundida, y que todo esto es nuevo, pero es que realmente lo estoy, y trato de acoplarme a cada cosa que pasa. Pero es un poco difícil cuando cada día sabes cosas de golpe, cosas que no imaginabas.

Bajamos del auto, estábamos en un punto de algún lugar el cual no había visto antes. Brett me guió por un camino de flores, las cuales cada vez que dabas un paso se iluminaban y brillaban.
Al final del camino las flores solo se iban hacia los lados dejando el lugar sin su presencia.

-Te mostraré el reino de los caídos.

-¿No era que nadie de los demás reinos podía entrar?.-pregunte.

-Asi es, pero no somos alguien ordinario de los reinos, además tengo una llave.- respondió.

Vi como se cortaba un poco la mano y dejaba caer la sangre en una de las flores. Esta desaparecía rápido y al frente de nosotros se unían las flores que antes se iban por cada lado. Caminamos entre ellas hasta llegar al reino de los caídos.

Este era diferente a los demás, las casas allí eran como la de los terrenales, pero eran un poco añejas, como de hace algun siglo atras, en el centro de este lugar había algo parecido a una construcción bastante grande, era como un pequeño castillo, o algo parecido.

Al adentrarnos al lugar vi a los caídos, los cuales a mi parecer eran realmente parecidos a los terrenales, no tenían ninguna apariencia física distinta como en los otros reinos.

Algunos de ellos nos veían sorprendidos, pero otros actuaban como si no les importara, teniendo en cuenta que nadie de los reinos podía entrar.

Brett caminaba tan seguro de si mismo y recorría el camino como si nadie estuviera a nuestro alrededor. Yo no sabía que hacer aparte de seguirlo y evitar mirar a los caídos a mi alrededor, me resultaban algo intimidantes a decir verdad.

Solo lo seguía y caminaba por donde Brett lo hacia, pero por unos segundos paramos y vi como alguien lo abrazaba tan fuerte, y Brett le respondía el abrazo con gusto.

Supongo que ese chico es Azael, el caídos del que me habló antes.

-¡Atenea!, es un placer por fin verte después de tanto tiempo.- dijo él chico soltando a mi hermano y acercándose a mi.- Soy Azael.- me entendió la mano.

-Hola, había escuchado algo de ti.- mencioné al aceptar su mano.

-Lo supuse, aún que no creo que fuera tanto, él solo era un niño cuando estaba aquí.- hablo y miró a Brett.

-y tu sigues igual que siempre.- opino con una sonrisa.

-ya sabes, la magia de los caídos.- ironizó Azael.

Todo en el lugar era añoso, pero de alguna forma era bastante llamativo, elegante, como si todos ellos vivieran en una época anterior a esta. Pero las flores que nacían allí alrededor de las construcciones brillaban y hacían ver el lugar aún más diferente.

Azael parecía hablarle sobre no se que a Brett, la verdad no sabía de que hablaban por que yo estaba absorta viendo todo a mi alrededor.

-Fue un placer volver a verte, pero ahora tenemos que irnos.- dijo Brett dándole un abrazo a Azael.

-Fue excepcional volver a verte Brett, y claramente conocerte Atenea.- Hablo Azael

-Fue un placer conocerte Azael.- comenté.

-Pueden volver cuando quieran, Siempre y cuando vengan juntos.- hablo Azael.

Volvimos por donde habíamos llegado y después de unos cuantos pasos fuera del reino este ya no estaba allí, creo que era algo que sucedía muy a menudo en los reinos, o desparece el reino, o desaparecen personas.

Volvimos al auto, y antes de subirnos a los asientos sin pensarlo me acerque a Brett y le di un abrazo, él tardo unos segundos en devolvérmelo, pero cuando sus brazos me rodearon me llene de alivio. Sus brazos me reconfortaban de una forma que me hacia feliz.

Sin darme de cuenta unas pequeñas lágrimas caían por mi rostro.

-Gracias por contarme todo esto.- susurre al romper el abrazo.

-Siento haber sido tan mierda el día que te conocí.

-No deberías de sentirlo, también hubiera dicho algo así si estuviera en tu misma posición... entiendo que soy nueva en todo estoy y tu quieres protégete.- finalice.

-Se que no llegaste aquí por que quisieras, y que todo llego a ti de golpe, pero eres mi hermana y debí estar ahí para ti en cuanto supe quien eras.- mencionó.

-Lamento por todo lo que pasaste.- susurre.

-Yo no, esto me ayudo a ser quien soy, y no quisiera ser de otra forma.- Expresó.

-Eres poderoso, vi como hacías agonizar a ese sujeto.- respondí entre risas.

-¿Lo viste?.- pregunto confuso.

-Si, me suste un poco a decir verdad, pero le ganaste y no te paso nada, aún que no puedo decir lo mismo de él y su brazo.- respondi.

-Ah, eso.- se rasco la cabeza.- no le pasó nada en realidad, si lo lastime pero aún tiene su brazo.

-¿Cómo hiciste eso?.- pregunte con mucha curiosidad.

-Puedes hacer ver cosas a los demás, recuerdas que te lo dije.- pregunto, y asentí.- pues eso hice con él, y con todos los que estaban en ese lugar, creo que nunca le haría un daño así a alguien de nuevo.

-¿De nuevo?.- inquiri.

-Si, pero es otra historia, después te la contaré.- se acercó a mi y me rodeo en otro abrazo muy corto.

Unos segundos después unos pequeños rayos nos rodearon y él acercó su mano a ellos, y esta parecía ser una clase de imán para ellos.

-Estoy seguro de que puedes hacer lo mismo.- dijo.

Tomo mi muñeca, la acercó y cada rayo que tocaba mi palma hacia un pequeño cosquilleo en ella, cada que movía mis dedos los rayos seguían a cada uno de ellos, pero se desvanecieron y mi mano quedó allí en el aire.

-Fue genial.- dije mirando la palma de mi mano.

-Pronto te enseñaré que más puedes hacer.- Expresó con un brillo en sus ojos.- Ahora te llevaré a casa para que descanses.

Le entregué las llaves del auto y condujo hacia casa, el camino fue muy agradable, me contó cosas que hacía de pequeño con Brennan, como hacían travesuras y como aprendieron magia uno del otro, parecían ser hermanos de alguna forma, era agradable saber cosas de Brett las cuales nunca me imagines llegar a saber.

-Adios Brett.

-Adios Atenea, cuídate.

Subí a mi habitación y Parisa estaba allí esperándome, no lo hacia hace rato.

-¿Tu hermano hablo contigo verdad?.- pregunto.

-Si, gracias por ayudarlo.- respondí

-Solo se tienen ustedes dos, deben cuidarse y estar juntos como familia.

-Lo sé, lo han repetido muchas veces.- respondí.

-Lo sé, pero no se cuanto tiempo Malina y yo podamos estar para ustedes.

-¿A que te refieres?.- inquiri.

-Tengo que irme Atenea, pronto nos volveremos a ver.

***
¿Por qué mis notas de autor siempre son tan culas?
No lo se, pero... espero les estén gustando los personajes tanto como me gusta escribirlos.

Gracias por leer
-carol

LOS 5 REINOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora