Capítulo: nueve

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— Es una especie de venganza — habló Kendall enojada.

— ¿Venganza por qué? — contesté confundida.

— De un día para otro tienes novia, ¿¡es porque no decidí acostarme más contigo!?

— Pero que dices Kendall, no es por eso. Solamente no me gusta ese chico, eres mucho para él y se nota que te está usando — hablé queriendo tomar de su brazo, pero enojada se zafa.

— ¡Siempre lo mismo contigo! ¡solo te preocupas por ti. ¡A mí me gusta y si a ti no te gusta te vas al carajo!

— Vamos Kendall hablemos — dije yendo a ella.

Enojada va hacia la sala de estar y toma su bolso. Agarra a Matthew de la mano y salen los dos de la casa, azotando la pobre puerta de paso. Rendida me siento en el sillón y apoyo mi cabeza en el respaldo.

— Si quieres te puedes ir — hablé mirando el techo.

Me quedo mirando el techo y solo espero escuchar la puerta cerrarse, pero nunca lo escucho. Levanto mi mirada y veo a Madison enfrente de mí, mientras me miraba.

— Ese chico es un idiota — habló la castaña.

— Ni que me lo digas.

— Cuando te fuiste hablar con Kendall el maldito me invito a salir, me dijo que no quería nada con Kendall. Solo estaba con ella para tener sexo y por el dinero.

— ¡Yo lo sabía! — hablé poniéndome de pie — Le dije que ese chico no era de fiar, yo sabía que solo la estaba usando —

— ¿Que vas hacer?

— No lo sé, no tengo tiempo para perseguirlo como un detective. Solo tengo que esperar a que ella misma se dé cuenta. Lo notará fácilmente ya que el chico no es para nada disimulado — dije mirándola.

Ella asiente y baja su mirada a sus manos. Era un silencioso incómodo, se nota desde lejos.

— ¿Y porque me besaste? — preguntó mirándome.

— Quería sacarle celos a Matthew, el maldito me llamo feo. Entro a mi casa sin permiso e incluso se quería llevar mi PlayStation. No te ilusiones mucho — hablé mirándola.

— No me hago ilusiones estupido, aunque tus besos no son tan impresionantes. Mi perro besa mejor — contestó cruzando sus brazos.

— Lo primero; qué asco, te besas con tu perro y lo segundo tus besos no dicen lo mismo. Me seguiste el beso, y también metiste lengua — dije subiendo mis cejas con una sonrisa burlona.

— ¡Mentirosa, tú metiste lengua! — dijo poniéndose de pie.

— Sí, yo también lo hice, pero a ti no te molesto en seguirlo. Hasta podría apostar que te gustó o me equivoco.

Ella iba hablar, pero no dice nada.

— Vete a la mierda — dijo tomando su bolso para luego empezar a caminar hacia la puerta.

— ¡Nos vemos mañana en nuestra cita amor! — grité antes que abriera la puerta.

— ¡Púdrete Bieber! — contestó Madison para después escuchar la puerta abrirse y luego cerrarse.

— ¡Yo también te quiero!

Al decir eso solo escucho el grito de Madison de frustración. Cuando escucho el motor y el auto irse había un gran silencio en la sala, me encontraba sola y con ganas de golpear a alguien así que me voy a mi gimnasio.

Al estar golpeado el saco sin ninguna bulla o ruido me sentía un poco solo. Tenía pensado adoptar un perrito, había un refugio de animales a unos minutos de mi casa y no estaría mal a estar en compañía. El problema era dejarlo solo, no quisiera dejarlo en esta casa grande pero aún tengo que pensarlo.

¡Púdrete Bieber! / Madison Beer y tú G¡PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora