Capítulo: veinte y cinco

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Los días pasaron, estuvimos en el hospital por tres días con Justin para chequeos médicos y otras cosas. Mis padres de vez en cuando venían, pero la que vino los tres días fue Madison y Harley. Las chicas nunca tuvieron oportunidad para conversar y en cuanto lo hicieron se llevaron mejor. Justin le pusieron yeso en su pierna y en su brazo izquierdo, y por mi parte recibí algunos puntos en mi cara y me vendaron las costillas. Nos veíamos sumamente graciosos con Justin listo para hacer un TikTok.

― Dulce hogar ― hablé sentándome en mi sillón y con Hércules en brazos ya que no se ha despegado de mi ningún momento.

― Me quedaré contigo, necesitarás ayuda y yo podré ayudarte ― dijo Madison mientras me miraba.

― No es necesario Madison ― contesté queriendo agarrar el control de la televisión, pero no podía y segundos después me ayudó Madison.

― ¿Qué decías?

Yo suspiro y cruzo mis brazos obteniendo una sonrisa de ella. Dejo a Hércules en el suelo y subo mi vista hacia ella.

-― Esta bien, serás mi enfermera personal ¿verdad? ― dije con una sonrisa, ella iba hablar, pero la interrumpo ― ¿Y usarás un traje de enfermera también? ―

Ella solo sonríe negando, bufando por mi parte.

― No usaré un traje, pero puedo ser tu enfermera personal y pensaré si te haré baños con burbujas ― contestó.

― Y podrás meterte conmigo al baño de burbujas.

― Lo pensaré.

Yo asiento y coloco una película en la televisión. Madison por mientras hacia la cena, me tuve que colocar de todas las maneras posible para poder ver la película tranquila y que no me doliera nada, pero era casi imposible. Hércules me traía su juguete ya que quería jugar, pero yo no podía, y estuvo llorando por casi 20 minutos y recién Madison tuvo que jugar con él. Le tiraba el juguete mientras ella cocinaba, de vez en cuando me la quedaba viendo como cocinaba y bailaba al ritmo de la música.

― No sabía que cocinabas tan rico ―dije llevándome una cucharada grande de fideos con crema.

― Pues tengo una buena cocinera en casa, y aprendí de la mejor así que de nada ― contestó sonriendo.

― Mañana vamos a celebrar nuestro cumpleaños, lo haremos en la casa de mi mamá. Solo irá la familia algunos amigos y mis hermanos. ¿No sé si tu... quieres ir? ― pregunté rascando mi cabeza.

― Si hay pastel de chocolate iré ― dijo comiendo.

― Abra pastel de chocolate de sobra para todos.

― Entonces iré ― contestó asintiendo.

Comimos tranquilos viendo la película en toda la tarde, había recibido un mensaje de John que quería hablar conmigo y como no podía salir de casa y menos manejar él iba venir hacia acá. En el rato que John venía estaba tocando la guitarra eléctrica, podía observar por reojo que Madison me estaba grabando y no tenía ningún problema. Empiezo a tocar Creep de Radiohead y segundos después escucho la voz de Madison cantar. Subo mi vista hacia ella y sonrió haciéndolo también al cantar, viendo sus manos como las estrujaba nerviosa. Mi vista no se despejó de sus ojos a la hora de tocar, Madison se pone de pie y camina hacia mí, al ver el celular podía ver que estaba en un vivo. El celular lo deja enfrente viéndonos los dos completamente. Inconscientemente empiezo a cantar la letra mezclando nuestras voces y se escuchaba mágico. Miraba cada expresión que hacía y a la hora de las notas altas cerraba sus ojos, hasta que dejó de tocar. La sonrisa de Madison no la quitaba y yo la miraba como niño enamorado. Dejo mi guitarra aún lado y agarro su barbilla juntando nuestros labios. En cuanto nos separamos Madison corto el vivo, y segundos después el timbre suena.

― Iré ― habló Madison poniéndose de pie pero rápidamente tomó su mano y la jalo ligeramente, dándole algunos besos para luego soltarla.

La veo caminar hacia la puerta hasta que es abierta, veo a John al otro lado con una enorme sonrisa. Me pongo de pie y camino despacio al sillón.

― Te veo mucho mejor ― comentó John al verme.

― Me siento mucho mejor, duele un poco las costillas, pero todo bien ― contesté.

― Me alegro que te encuentres bien, quería decirte que tu disco fue vendido por más de dos millones, y en cuanto te recuperes tocarás en el programa de Jimmy Fallon. Tocaras unos de tus sencillos y te harán preguntas y antes de todo, será muy diferente a la que tuviste al principio ya lo verás.

― Espero que sea así. Ahora me dan miedo las presentadoras, me comerán vivo ― dije sonriendo.

― Jimmy es muy diferente, todos los famosos que han ido se han divertido con él. Hasta les hace participar en juegos muy divertidos, es un hombre muy simpático y sobre todo humilde — habló Madison a lo que John asiente a sus palabras.

Estuvimos hablando cosas triviales, cosas que no tenían nada que ver mi carrera o de las ganancias. Y nunca había hablado con John afuera del estudio o de su oficina, le servimos una cerveza y empezamos hablar con Madison. Ella iba a irse para dejarnos hablar, pero yo no la dejo, así que estuvimos riéndonos y hablando hasta que marcaron las 10 de la noche.

― Me hablas cualquier cosa de acuerdo, aparte de ser tu mánager seremos socios por varios y seremos amigos ― dijo John.

Nos abrazamos y abraza a Madison, lo vemos irse hasta desaparecer por la reja.

― Iré a darme una ducha, ¡vamos Hércules! ― al escuchar mi voz pronunciar su nombre el pequeño me empieza a seguir hace reír a Madison.

A la hora de subir a las escaleras lo hacía despacio y sin apuro alguno. Llego al baño y doy el agua, mientras que se llenaba agarro mi ropa y veo que Hércules se acuesta en su cama. Cuando estaba todo preparado me empieza a sacar la ropa y me veo por el espejo, tenía ligeros cortes en mi rostro y morado en mis pómulos. Me veía literalmente del puto asco. Me meto al agua caliente y suelto un suspiro de relajación, hecho unas esencias al agua subiendo el olor a mis fosas nasales. Cierro mis ojos y me quedo allí.

¡Púdrete Bieber! / Madison Beer y tú G¡PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora