Capítulo: veinte y cuatro

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— ¡Justin! — grité asustada en cuanto abro mis ojos y veo a mi alrededor.

— Tranquila corazón está en la otra habitación cariño — habló mi madre mientras me dejaba delicadamente en la cama.

— D-donde estoy, me duele todo el cuerpo — dije mirándola.

Veo a mi alrededor y veo flores y globos, no sé porque había tantas flores ya que no había muerto. Había más flores que globos u otras cosas.

— Estuviste una semana inconsciente cariño, después de la cirugía no podían despertarte. Justin está bien al otro lado de la habitación, venia todos los días a verte. Todos han venido haberte, estábamos preocupados.

Yo solo asiento cerrando mis ojos. Los abro nuevamente para luego mirarla.

— Tengo hambre mami, muero de hambre — hablé colocándome bien en la camilla.

Antes que pudiera hablar entra una enfermera con una bandeja de comida.  Feliz asiento y me entregan la comida, era una jalea con manzanas y arroz con pollo.

— Hija.... yo quiero hablar contigo sobre algo — habló mi mamá mientras me miraba como comía de mi jalea rápidamente.

Estaba a punto de hablar cuando veo a Madison entrar por la puerta. Madison me sonríe, pero era una sonrisa triste, tenía sus ojos rojos. Mi mamá me da un beso en la frente y sale de la habitación.

— ¿Estas mejor? — preguntó.

— ¿Quién eres tú? — hablé confundida y llevaba mis manos hacia mi cabeza.

— ¿N-no me recuerdas?, soy Madison. Soy tu... amiga, pasamos tiempo juntos, hasta te acompañe a adoptar a tu perro ¡Hércules! Tu perro se llama Hércules — dijo sentándose en la silla para luego tomarme la mano, pero rápidamente la sacó.

Viendo que sus ojos se volvían rojos y brillosos dándome risa, pero a la vez ternura.

— No me digas que volviste con el idiota de Joy castaña — dije después de unos segundos de tensión a lo que ella suspira.

— No hagas nunca más eso, y no, le dije que no quería verlo más porque me gusta.... otra persona — confesó.

— Si también me gusta otra persona, que pena que no esté en esta sala — hablé negando triste con mi cabeza.

— ¿Soy yo? — preguntó con miedo a lo que yo me pongo seria.

— No es la pelirroja de la otra vez — contesté a lo que ella asiente triste ya que se notaba desde lejos.

— Yo... me tengo que ir que te recuperes pronto yo... nos vemos — dijo después de unos segundos de silencio para luego ponerse pie y caminar, pero rápidamente agarro su mano.

— Me pondría de pie y te besaría para luego decirte todo lo que siento por ti, pero parezco un abuelo ya que me duele todo el cuerpo y sobre todo mis costillas. Así que tu tendrás que hacer los honores — dije.

Ella me sonríe y asiente, deja la bandeja de comida aún lado y le hago espacio para que se acostara conmigo.

— Estaba asustada, una semana estuviste inconsciente y nunca abrías tus ojos o movías tan siquiera un dedo para ver si te encontrabas bien o si ibas a despertar. Fui tonta al echarte de mi casa, él tendría que haberse ido no tú, pero tenía que hablar con él a solas para decirle todo lo sentía — habló llevando una mano a mis cortes delicadamente.

Escuchaba cada palabra mirándola a los ojos, a me gusta y ahora me doy cuenta al tenerla junto a mí que la amo.

— Te amo Madison, y las cosas que te dije en tu casa estuvieron mal y fue muy irrespetuoso de mi parte sino porque estaba enojado contigo y con el estúpido de tu novio. Cuando nos dimos nuestro primer beso en mi casa cuando estaba con Kendall me gustó, y después todas las veces que te bese fue porque yo querría, no porque estuvieran los paparazzi o porque me lo pidiera John — hablé sonriendo.

— ¿Y esa noche cuando tuvimos sexo?

— Para mí no fue solo sexo, yo te hice el amor cariño — contesté llevando mi mano hacia su mejilla.

Ella sonríe con sus mejillas rojas y se esconde entre sus manos sacándome una carcajada. Sube su vista y se acerca a mis labios, cierro la distancia comenzamos a besarnos. Cerrando nuestros ojos de paso, no nos dejamos de besar en cuanto nos quedamos sin respiración y cuando escucho la puerta abrirse.

— Es tu enfermera personal no — habló Justin a lo que yo sonrió al verlo vivo.

Papá lo llevaba en la silla de rueda, me abraza delicadamente mi padre y se separa de mí. Justin se acerca más a la camilla y al ver que el rubio se pone de pie Madison se separa de mí. Al abrazarnos soltamos algunas lágrimas, que digo estábamos llorando como dos niños pequeños. Tan siquiera podíamos llorar normal ya que nuestras costillas dolían como el infierno.

— Discúlpame — hablé mirándolo.

— No fue tu culpa, los dos estuvimos mal y con lo que pasó ya sabemos lo no hay que hacer. Solo hay que agradecer que estamos bien y que despertaste — contestó con una sonrisa.

— ¿Te rompiste algo?

— Tengo una pierna fracturada y un brazo también, el cinturón me protegió bastante. Solo sentí el auto rodar y me pegué en la cabeza perdiendo el conocimiento rápidamente tú sufriste la mayor parte del accidente — habló sentándose en su silla.

— Salí volando del parabrisas como maniquí de tienda. Ni en mis sueños pensé que fuera tan doloroso, pero tengo probablemente tengo todos mis huesos rotos.

— Todavía conservas el humor, y eso en una buenanoticia — dijo mi padre a lo que sonrió.

¡Púdrete Bieber! / Madison Beer y tú G¡PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora