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Por la tarde Izuku se dispuso a ir con Ochako, se puso la capa de dragón, supuso que serviría de algo llevarla. Katsuki le dijo que prepararía lo último del viaje para el día siguiente y lo alcanzaría. No encontró a Denki por ningún lado... Ni a Eijiro, pero no le extraño.

Al llegar a la cabaña la encontró sola, así que la rodeo hacia el bosque. En la parte de atrás había un claro rodeado de árboles pequeños, y en el centro estaba Ochako realizando algún tipo de ritual, con palabras que jamás había escuchado.

Al sentir su presencia ella volteo y sonrió.

-Bienvenido alteza, veo que trajo la capa de dragón, eso será muy útil, necesito probar algo si no le molesta- le dijo acercándose a él.

-Esta bien, pero no hace falta que me digas alteza, llámame Izuku- dijo sonriéndole de vuelta.

- Está bien, Izuku. Ahora comenzaremos a limpiar tu magia, en realidad no es gran problema, estás rebosante de felicidad, eso se nota a simple vista- le dijo y volvió a sonreír más grande.

Izuko se colocó en un círculo de cristales que resplandecían, eran parecidos a los que había utilizado Tamaki con Mirio.
Ochako estubo realizando conjuros y parecían de verdad funcionar, poco apoco se fue sintiendo más ligero, como si ya no cargará el peso de hace semanas en sus hombros.

-Te dije que no sería difícil, ahora quiero probar algo, no es tan sensillo, pero si los dos están de acuerdo no habrá problema- dijo tomando de la mano a Izuku para ayudarlo a salir de los cristales.

-¿Los dos?-

-Los dragones no mueren, al menos no su magia y cada una es única, algunos son fuertes, otros líderes, otros estrategas, otros hogareños, hay infinidad y cada uno tiene una personalidad única, son como nosotros, pero mucho más poderosos y no se complican la vida.
La capa que llevas es poderosa, la magia de su dragon aún está ahí, supongo que nunca se fue y ahora la veo adherida a ti, por eso creo que le gusto estar contigo al grado de no dejarte aunque no la lleves puesta. Solo quiero probar algo, ¿Puedo?

-Deacuerdo... ¿No será peligroso?- dudó.

-No lo creo, el se ve muy a gusto contigo. No veo problemas por eso-

-Bien ¿Si algo pasa podrías llamar a Katsuki o a Denki?- pregunto Izuku aún con dudas.

-El hechizero no pondrá un pie aquí.- dijo tajante, lo que sorprendió un poco a Izuku que la miro, tenía el semblante serio y parecía...triste.- Pero eso no importa- dijo animandose- no será necesario, te lo aseguro- dijo y sonrió de nuevo.

Le acomodo la capa a Izuku y le puso la capucha, pero no cambio su aspecto, al parecer la magia de Nejire había desaparecido.

Comenzó con otro extraño ritual, y a decir conjuros que Izuku no entendía. De pronto comenzó a brillar, tenuemente su piel brillaba, se vio las manos y noto pequeños destellos que brotaban de el. Sintio que la capa se pegaba a su cuerpo y también brillaba.

Todo fue rápido, sintió algo en su pecho, una calidez que conocía bien, y otra que jamás había sentido pero que le daba mucha paz. No se dió cuenta en que momento cerró los ojos, pero cuando los abrió Ochako no estaba, no había nada, mas que los pequeños árboles al rededor.

-No pensé que te vería así - hablo una voz junto a el.

Volteo rápidamente y vio a un hombre enorme, rubio y con una sonrisa grande en su rostro sentado junto a el.

-Es increíble lo parecido que eres a tu madre, no solo en lo físico, también aquí - y tocó su pecho- no sabes cómo me hubiera gustado estar ahí, pero al menos se que creciste feliz, hasta que Inko me acompaño. Al menos ahora puedo darte esto- extendió la mano con lo que parecía una hebrá de oro...
- Cometelo. -

LEYENDA (Katsudeku-Omegavese)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora