Estaba aterrado, sentía que su corazón iba a estallar en cualquier momento. Su respiración comenzaba a agitarse haciendo que su pecho subiera y bajara rápidamente. Las manos le sudaban y su frente se perlo con pequeñas gotas.
Cerró los ojos y se dejó guiar, siguio las indicaciones que le dieron y cuando se sintío listo abrió los ojos.
No podía creer lo que veía... Llevaba solo unas mangas largas de tela suave y casi transparente pegada a su piel, que se unían en su pecho, solo cubriendo sus pectorales, atadas con cordones tan blancos como lo demás. Llevaba un pantalón igualmente blanco desde su cadera que caía con gracia, suave y vaporoso hasta el suelo, la tela lisa y suave brillaba con el mínimo movimiento.
Su torso estaba al descubierto, mostrando la cintura pequeña y el abdomen plano apenas marcado, la piel blanca y salpicada de pequeños lunares brillaba suavemente. Su breve cintura estaba adornada con una fina cadena de plata que se ajustaba con un pequeño círculo adornado con diamantes el cual quedaba solo un poco debajo de su ombligo y dejaba colgar las puntas llegando apenas al pantalón y se movían cuando el lo hacia, provocándole cosquillas.
Su cabello era el desastre de siempre, alborotado pero suave y brillante. Llevaba sobre su cabeza una corona de plata, hecha con finas líneas que se entrelazaban entre ellas, con pequeñas puntas que sobresalían delicadamente, llevando una pequeña esmeralda en cada una... reconoció enseguida la corona que había pertenecido a su madre y no pudo evitar derramar lágrimas.
Nejire se acercó a él y le dió un pañuelo con una sonrisa.
- Te ves hermoso, siempre lo has sido, pero creo que hoy deslumbras aún más - dijo con una sonrisa y una lágrima escapando de sus ojos.
- ¿Cómo puedes lucir así después de tener gemelos? - pregunto Denki con los ojos brillando de admiración - bendita magia de dragón - dijo maravillado y emocionado.
- Me encantaría un poco de esa magia - hablo Tamaki del otro lado mientras acariciaba con cariño su vientre de cinco meses - Te ves tan hermoso, viéndote así, es más que obvio que puedes provocar más de una guerra - dijo con una sonrisa.
- Mi hijo es tan afortunado, no se que le viste, pero estoy feliz de que aceptarás estar con él - dijo Mitsuki con lágrimas en los ojos, acercándose con un pequeño cuenco y un delicado pincel en las manos.
Izuku se ruborizo ante los halagos, Katsuki siempre se los decía, pero no estaba acostumbrado a que las personas lo elogiaran así.
Sintió la humedad de la tinta sobre su piel desnuda y dio un pequeño respingo, miro a Mitsuki concentrada, deslizando el pincel por su abdomen, trazando y dibujando.
Cuando terminó se levanto y con cariño depósito un beso en su frente, haciéndose a un lado y dejando libre el espejo para que se mirara.
Con pintura plateada se dibujaban líneas y grecas alrededor de su ombligo y por todo su abdomen. Eran hermosos y la pintura solo hacía que se vieran casi mágicos.
- Es lenguaje de dragón, solo lo utilizamos en estas ceremonias, representan la unión y el amor eterno, porque para nosotros no hay otro tipo de amor - dijo Mitsuki con una sonrisa acariciando su mejilla.
- Gracias su majestad, por todo... - sonrió Izuku con felicidad.
- No debes agradecerme nada, yo te debo la felicidad de mi hijo y la paz de mi reino... no hay nada con lo que pueda pagarte... - dijo con más lágrimas resbalando por sus mejillas. Dió un hondo suspiro y se limpio la cara rápidamente - ¡Bien! Devo ir con el increíblemente suertudo hijo mío, te vere en un momento cariño - dijo saliendo rápidamente.
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LEYENDA (Katsudeku-Omegavese)
Fiksi PenggemarLas leyendas se forman con el tiempo, vienen de historias maravillosas, de magia, decisiones, errores, batallas y sobre todo amor, que es lo que nos hace cruzar el tiempo y el espacio para ser eternos. Izuku Midoriya, un Omega cuyo destino da un ext...