DECIMONOVENO ACTO

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Park Jimin flaqueó contra unos contenedores de basura. El aire se le fue de los pulmones e infortunadamente ya no pudo seguir sosteniéndose y se hinco en el suelo. Transpiraba en frío pero no había nada en su mente, todo esta oscuro. El miedo y asco se presentaron de mil maneras diferentes y no supo cuanto tiempo paso para que un pequeño grupo recién salido del teatro tratara de auxiliarlo.

Las preguntas se arremolinaron en sus oídos pero no pudo responder a ninguna. Solo tenia las ganas irremediables de llorar asentadas en sus ojos. Nunca creyó que el repudio llegara con tal ímpetu que ni siquiera pudiera deshacerse de él con ansiolíticos y un sueño profundo. Tuvo pesadillas, un montón de escenarios producto de la descarriada imaginación que el secreto recién descubierto pudo darle.

Por la mañana quiso desaparecer, hacerse tan pequeñito que nadie pudiera encontrarlo entre las sabanas de la enfermería. El rumor se corrió lentamente y la mentira con la que les recibió fue que había colapsado de estrés y ansiedad por la obra. Recibió visita de Jeongguk, Namjoon y otros amigos pero no hubo indicios de Taehyung, y Jimin no supo si iba a ser posible soportar verlo.

¿Qué iba a hacer cuando lo tuviera de frente?

Por supuesto que ni gritarlo o pedirle que se fuera iba a resolver el problema, tampoco pudo hacerlo, porque todo el cuerpo se paralizó así como cuando no sabía nada y la presencia de Taehyung era hipnótica para su omega. Se sintió confundido, supuso que debió sentirse asqueado y furioso, pero eso solo representaba el deseo de una mitad suya, la que se sintió mas traicionada, porque la otra, deseó escuchar, se murió por saber y dejarse tontamente a cualquier deseo del alfa que hace tiempo ya no lo sostenía.

Hasta ese momento, Jimin supo cuanto lo había esperado. Lo escuchó desde el fondo del pasillo, a paso rápido y respiración agitada. Fue muy difícil que no lo hiciera si su visita ocurrió en el momento en que la enfermería quedo vacía. Le deseó tanto que solo se recostó en su paciencia y dejo que abriera la puerta.

Lo miro asomarse y sus ojos acuosos le hicieron sentir mas patético que de costumbre. Taehyung, ¿por qué se veía tan diferente? ¿por qué no se veía miserable? ¿por qué añoro reconocer el arrepentimiento de su mentira cuando ya sabía que Taehyung no lamentaba su egoísmo?

—Dios, Jimin, vine en cuanto me enteré. Nadie me dijo que estabas aquí —Del sudor perlado sobre su frente y la preocupación sincera de su rostro, no pudo decir nada. Taehyung se sentó sobre la cama e inquirió —¿Sigues sintiéndote mal? ¿Quieres que llame a la enfermera?

Pero antes de que volviera a dejarlo, el omega lo detuvo.

—Estoy bien pero sigo cansado —Y fingió una sonrisa. Lo único que no salio de su actuación desesperada fue el deseo de querer entrelazar los dedos de las manos, en realidad lo necesitaba. Taehyung no había sido nunca de manos frías, todo lo contrario, eran tan tibias que a Jimin le fueron tan confortantes que no quiso soltarlo nunca—Tardaste mucho en venir —reclamo con la voz inestable —Jeongguk y Nam lo hicieron a primer hora del día y yo te estuve esperando todo este tiempo, ¿qué estabas haciendo?

Taehyung no mintió, incluso si comenzó a jugar con sus manos, ese gesto solo lo hizo sentirse distante.

Estaba con Hoseok en la lavandería. Hay mucho trabajo que hacer después de la obra, se limpian los insumos del teatro y también algunos de tus compañeros están comenzando a empacar porque no falta mucho para que viajen de vuelta a tu instituto. Pero tu no debes preocuparte por nada, de eso me encargare yo.

—¿Por qué tú? Deja que lo haga Soyeon o Jeongguk, ya se los pedí.

Dejó en blanco al alfa, quien primero lo miró extraño y después pareció avergonzado.

INMORAL 狼; HOPEVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora