VIGÉSIMO QUINTO ACTO

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Taehyung dejó que Seokjin cubriera su marca con un apósito recuperado de las provisiones almacenadas en uno de los grandes salones. Se encajó las uñas en las palmas de sus manos mientras lo hacía, luchando contra el escozor de la piel lacerada.

La incomodidad fue palpable.

Seokjin sintió que no solo reprendió a Taehyung en silencio, todo se acercaba a la humillación de mutilar esas ramas que emanaba del interior de su ser. Se sintió culpable por mirar al alfa solo como un subyugado a conciencia y tuvo un sabor desagradable en boca al saber que Hoseok era el causante. Pero eran una pareja. Ellos dos en verdad lo eran. Seokjin lo sentía en esos hilos tensados en el aire, regados por toda la habitación; la forma en que los unía hacía que se sintiera amenazado, de alguna forma amordazado en el suelo sin posibilidad de decir nada.

Pero era necesario cubrir esos hilos. Seokjin tenía que hacer desaparecer esos aromas y ellos tenían que dormir a dos lobos que llevaban escasas horas de haber tenido un contacto subversivo que no era más qué el inicio de un cortejo violento, indiferente a lo natural y simplista de la tradición; era, mejor dicho, una escarificación en el alma para hacer encajar algo más grande, algo que no debía ir ahí por principio.

—Ni loco—Contestó Taehyung.

Por supuesto, hacer entender o por lo menos, poder explicarlo, era lo más complicado de la situación. 

—Es la única forma de salir de aquí...—Seokjin fue honesto.

—No quiero ocultarlo. —Reacio Taehyung le interrumpió. Sus ojos rojos mostraron una fiereza poco probable de domar por ser el más subversivo entre los dos.

—Taehyung. —Hoseok murmuró apenas rozando la mano, antes de ser rechazado.

—¿Estás de acuerdo con eso? —Reclamó incrédulo.

—Será la última vez —Taehyung miró a Hoseok con recelo, casi herido. —No volveremos a usarlos nunca si tu quieres, pero tu padre está aquí y si nos encuentra ¿vamos a poder explicarle todo sin que intente matarnos?

—No va a tocarte, lo juro.

Hoseok no cedió ni un poco. Taehyung gruñó, más parecido a un niño pequeño que una bestia incomprendida y cuando fue necesario, y Hoseok se lo ordenó, tendió el brazo. Taehyung dejó de sentir lentamente el delgado hilo que lo unía con Hoseok al tiempo que por una diminuta aguja la jeringa quedaba vacía. El proceso de desvinculación se aceleró cuando Hoseok se inyectó a sí mismo. En ambos interiores reinó el vacío, se perdieron, flotaron por el simple hecho de tener aire en los pulmones y sus pupilas rojas se tornaron oscuras otra vez. Si Taehyung hubiera tenido la oportunidad de salir corriendo tras eso que lo había hecho sentir el corazón palpitar, lo hubiera hecho, pero ¿cómo tocar el alma?

Hoseok suspiró, le dio un beso en la coronilla que surtió un efecto mínimo, casi doliente en la intención de reconfortar un poco el alma de Taehyung, y Seokjin solo se burló de ellos diciendo que se veían adorables. Eso los avergonzó lo suficiente para que tomaran distancia un poco.

Apenas otro suspiro por parte de Hoseok, un cigarrillo encendido entre los dedos de Taehyung y dieron con ellos.

Pedazos de cristal cayeron al suelo haciendo un ruido terrible.

—¡Están aquí! —Quien había tumbado la puerta informó con un alarido.

—¿Es en serio Taehyung? —La voz de Namjoon lo reprendió con hastío, abriéndose paso entre todos, el pecho le subía y bajaba, ahogándose —¿Fumando todo este puto tiempo mientras te creemos prófugo? Tu padre está como una cabra.

Las manos de Taehyung temblaron, el corazón le martineó demente en el pecho, pero solo bastó cruzar miradas con Hoseok para saber que podía hacerlo.

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⏰ Última actualización: Mar 11 ⏰

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