troublemaker | jean k.

๛ doce.

En el octavo piso del edificio sede de la corporación Kirschtein, con seguridad en sus acciones, caminaban Eren Jaeger y Mikasa Ackerman acaparando mirada tras mirada. Claramente ninguno de los quería estar ahí, sin embargo negocios son negocios. Además, Eren jamás se perdería la oportunidad de ver nuevamente a la chica de lindas piernas que Jean tenía por asistente personal.

En cuánto el menor de los Jaeger divisó a Brzenska, sus ojos automáticamente se perdieron en ella y en cómo la falda que llevaba se ceñía a sus curvas. Así era Eren, simplemente no tenía remedio

—Dios, te juro que si sigue mirándote las piernas voy a meterle un puñetazo en toda la cara de muñequito de plástico que tiene.

—Arriesgarías tu empleo, no tiene caso.—murmuró Charlotte con su vista fija en la impresora a su lado, sintiéndose levemente incomodada por la sensación de los ojos de Jaeger sobre su cuerpo— Simplemente no vale la pena, Ymir.

La voz de Marco se coló por los oídos de ambas y la pecosa rodó los ojos, no quería dejar a Charlotte sola si Eren estaba alrededor, sin embargo Marco era la mano derecha de Jean y tenía que obedecer si él la llamaba. Se alejó dejando a Brzenska sola, aquella fue la instancia perfecta para que el ojiverde se acercase a ella aprovechando el hecho de que su prometida estaba muy ensimismada manteniendo una conversación con Jean.

—Charlotte.—saludó con una sonrisa bastante cínica a los ojos de cualquiera, cruzando su brazo por sobre el hombro de la menor— Ha pasado un tiempo desde la última vez que nos vimos, pero sigues igual de linda.

En aquel momento lo único que Charlotte quería era soltarle una patada en la entrepierna a Eren para que dejara de actuar con tanta confianza con ella, sin embargo prefirió no hacerlo por una cuestión de profesionalismo y moral. Lo que sí hizo fue tomar el brazo del mayor con sus dos manos y quitarlo de sobre sus hombros para volver a dejarlo en su posición original, Eren no rechistó.

—Sí, ha sido un largo tiempo, ingeniero Jaeger.

—Pf, basta de formalidades, sólo cuatro años mayor que tú, puedes llamarme por mi nombre y tutearme.

—Preferiría que no.—fue lo único que dijo Charlotte antes de, nuevamente, volver su vista a la impresora.

Eren era la clase de persona que era caprichoso y por lo general, hacía de todo lo humanamente posible para conseguir lo que quería; eso quería decir que no planeaba darse por vencido con Charlotte, no aún.

—Eres muy linda, ¿lo sabías? —cuestionó al mismo tiempo en que ponía un mechón de cabello de Charlotte tras su oreja.

Pésimo error, pues aquello sólo sacaba de quicio a la menor.

Se volteó a observar a Eren por unos limitados segundos a la par en que meditaba lo que diría y finalmente, le sonrió, pero le sonrió con un cinismo que cualquiera notaría incluso a kilómetros de distancia.

—Dijiste que podía tutearte, ¿cierto? —preguntó con fingida amabilidad y Eren sonrió notablemente emocionado, al parecer no lograba entender la intención tras sus palabras— Bien, entonces Eren, ¿me harías un favor?

—Los que quieras, Charlotte.

—Basta con el coqueteo, en serio. Me incomoda y además, en caso de que lo olvides, tienes una prometida que está a menos de cuatro metros, deja de faltarle así el respeto.

—Pero...

—En serio, Eren.—le cortó— Es acoso laboral.

Eren rodó los ojos con fastidio, si lo pensaba, Charlotte era la primera mujer que se "hacía la difícil" con él y se resistía a sus encantos, aquello sólo lograba molestarlo aún más.