๛ veinticuatro.

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CHARLOTTE BRZENSKA.

Creo que lo que más amo de los días sábados desde que tengo memoria es que no tengo que levantarme absurdamente temprano, pero ahora tengo una visión un poco diferente de ello, y la razón de eso es Jean. Seguía dormido, y puedo afirmar que se ve bastante lindo durmiendo; sus pestañas rozan levemente sus pómulos, su pecho fornido desnudo sube y baja tranquilamente mientras duerme con la boca levemente entreabierta.

Se ve adorable.

—No consigo dormir si estás mirándome, Charlotte.

Citó la misma frase que yo le dije aquel día en mi departamento y mis mejillas se calentaron. Una sonrisa cansada se dejó ver en el rostro de Jean y dejó un beso en mi mejilla antes de levantarse de la cama a una velocidad impresionante, excusándose con que "mientras más rápido te levantes, menos flojera te da".

—Me daré una ducha rápida, ayer no tuve tiempo de hacerlo.

—Claro.—asentí con una sonrisa— Yo estaré abajo preparando el desayuno.

Jean se fue dejándome a solas en su habitación y fue entonces que decidí levantarme. Sentí un escalofrío en mis piernas desnudas al destaparme pero lo ignoré para ir al baño de la habitación de Jean para asearme.

Luego de peinarme, lavarme la cara y cepillarme los dientes con el cepillo que Jean me había dado anoche, decidí escudriñar un poco en su armario para buscar algo más que ponerme, definitivamente no bajaría a hacer desayuno con únicamente la camiseta de Jean, por lo que rebusqué en su armario hasta dar con los pantalones de chándal más pequeños que encontré —que aún así me quedaban enormes— y luego de ponérmelos, bajé a la cocina. No es que la cocina fuese mi fuerte, de hecho apesto cocinando, pero digamos que me manejo un poco con las cosas dulces.

Preparé un poco de café y panqueques que no sé cómo, pero me quedaron mejores que otras veces. Estaba esperando que la cafetera hiciera su trabajo cuándo las grandes manos de Jean sostuvieron mis caderas y me jaló hacia atrás, pegando mi espalda a su pecho.

—Te ves tan linda con mi ropa..—susurró en mi oído, haciéndome estremecer— Pero te verías más linda sin ella.

Introdujo una de sus manos por debajo de la ancha camiseta y comenzó a tantear delicadamente mi abdomen con las yemas de sus dedos, subiendo lentamente hasta llegar a mis pechos, más concretamente al derecho en donde apretó cuidadosamente causándome un jadeo.

—Es una pena que te hayas vuelto a poner brasier, me haces el trabajo más difícil, bonita.

—Son apenas las diez..—jadeé— ¿No es muy temprano para pensar en eso? 

Soltó una pequeña risa e iba a decirme algo, pero el sonido del timbre sonando lo hizo separarse de mi e ir a ver quien era. Por mi parte, solté un suspiro cansado y tomé el plato en donde había puesto los panqueques para dejarlo sobre la isla de la cocina y posteriormente, servir dos tazas de café.

—¡Charlotte!

En menos de dos segundos, tenía a Nathaniel abrazándome cómo si su vida dependiese de ello, aparentemente me había extrañado y eso está bien, porque yo también lo había extrañado a él después de todo.

—Nath.—sonreí y lo cargué en mis brazos— ¿Cómo estás?

—Muy bien, ¿y tú?

—También estoy bien, ¿ya tomaste desayuno? —cuestioné y él asintió varias veces— Ya veo.. ¿Quieres tomar de nuevo?

troublemaker | jean k.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora