๛ cuatro.

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JEAN KIRSCHTEIN.

—¿Luzco bien o no? Dime la verdad.

Sasha rodó los ojos frente a mi y asintió por quinta o sexta vez en lo que iba de la tarde. Estaba frente al espejo de cuerpo completo que estaba en mi habitación, arreglando cómo un completo idiota la delgada cadena que siempre colgaba de mi cuello. Ahora, por fin, la cadena iba a lucir gracias al hecho de que los primeros dos botones de mi camisa están abiertos.

No soy narcisista en lo absoluto, pero creo que me veo bien.

—Nath, ¿cómo crees que se ve tu papá?

Nathaniel se encontraba sentado en las piernas de Sasha mientras comía una paleta, al verme hizo un gesto con su rostro y levantó sus dos pulgares en señal de aprobación, a lo que Sasha y yo reímos.

—¡Muy bien!

En menos de dos segundos mi hijo ya había salido de la habitación, dejándonos a Sasha y a mi totalmente solos. Nuevamente volví a mirarme en el espejo buscando algún defecto en mi aspecto, pero no encontré absolutamente nada. En el reflejo, logré ver a Sasha quién se había posicionado detrás mío, por lo que volteé a verla, tenía una sonrisa juguetona en su rostro y una ceja enarcada.

—Entonces, Jean... ¿Por qué estás tan preocupado de verte bien hoy? ¿Acaso te verás con una chica, Jeanboo?

El calor subió a mis mejillas apenas Sasha terminó de formular aquella pregunta e inmediatamente negué con la cabeza. Claro que no, simplemente quería verme presentable y ya, en ese evento habrían varios accionistas, socios y amigos de mi padre y realmente lo que menos quería era dar una mala imagen de mi persona.

—Para nada.—murmuré mientras arreglaba un poco mi cabello— Simplemente quiero causar una buena impresión.

—Está bien, fingiré que te creo.—entrecerró sus ojos de manera graciosa y volvió a su postura seria luego de un par de segundos— Por cierto, Niccolo vendrá esta noche a ayudarme con Nathaniel, ¿no te molesta?

—Nop, en lo absoluto.

La verdad es que Niccolo me agradaba lo suficiente cómo para poder confiarle a mi hijo, además, sé que él y Sasha lo cuidarán bien mientras yo no estoy. Lo que sí me preocupa es el poco tiempo que he pasado con él, hoy es sábado y se supone que tendríamos la noche juntos, sin embargo aquí estoy yo nuevamente arreglándome para ir a un lugar al cuál ni siquiera tengo ganas de ir cuándo podría perfectamente quedarme viendo una película con Nathaniel, pero supongo que esto es a lo que llaman "gajes del oficio".

Revisé la hora en mi reloj y comprobé que para mi buena suerte no iba atrasado, así que decidí comentarle a mi mejor amiga lo que me acomplejaba desde el día de la reunión con Eren.

—Sash.—la llamé— Necesito hacerte una pregunta, y necesito que respondas con sinceridad.

—Soy toda oídos.

Tragué saliva y miré por el ventanal hacia afuera, en dónde estaba Nathaniel jugando en el patio, demasiado perdido en su mundo como para siquiera sospechar lo que está ocurriendo aquí dentro. A veces me gustaría que Nath no creciera jamás, está en esa edad en la que mis problemas no le afectan en lo absoluto y él tampoco tiene problemas, sólo se preocupa de jugar todo el día y me encantaría que fuese así por siempre.

troublemaker | jean k.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora