troublemaker | jean k.

๛ veinticinco.

➤ JEAN KIRSCHTEIN.

—Tierra llamando a Jean..

Aquel llamado me sacó de mis pensamientos y levanté la mirada, frente a mi estaba Marco con algunos documentos en las manos y el ceño fruncido.

¿Qué se supone que estábamos haciendo?

—Yo.. L-Lo siento Marco, continúa.

—No.—dijo y dejó los papeles sobre el escritorio, haciéndome fruncir las cejas, ¿acaso no era importante lo que estábamos haciendo?— Me vas a decir que te pasa, Jean. Has estado en otro mundo desde la mañana.

Creo que sí era algo cierto que desde esta mañana había estado perdido en mis pensamientos, pero no podía evitarlo, desde el fin de semana que algo llevaba dando vueltas en mi cerebro y no podía sacarlo por más que quisiese.

Quizás sólo necesitaba hablarlo con alguien de confianza.

—Es sólo que...—la puerta fue tocada tres veces, interrumpiéndome y rodé los ojos— Tiene que ser una jodida broma.. ¡Pase!

La puerta se abrió dejando ver a mi chica, en sus brazos traía unas cuantas carpetas y bajo sus bonitos ojos traía unas ojeras bastante marcadas.

Aparentemente no soy el único que ha estado durmiendo mal.

—Las carpetas que traen el seguimiento contable del último mes en caso de que necesiten revisarlas, ¿se les ofrece algo más?

Su voz es tan bonita, mierda, todo en ella es tan bonito, tan digno de admirar...

—No Charlotte, muchas gracias.—Marco le sonrió y ella le sonrió de vuelta, su sonrisa también es linda.

—Con permiso.

Charlotte se retiró de la oficina dejándome nuevamente a solas con Marco y él enarcó una ceja hacia mi, creo que ya era obvio lo que pensaba.

—Se trata de ella, ¿no?

Asentí y comencé a contarle lo que me atormentaba. Desde el sábado, o más concretamente desde que se topó con el tal Armin en el centro comercial que me he sentido así, raro. Estuve pensándolo anoche y llegué a la conclusión de que quiero que Charlotte sea mi novia, o sea, pedírselo formalmente. Sólo necesitaba un pequeño empujón para darme cuenta de que daría lo que fuese para poder caminar de la mano con ella, besarla en público, poder presumir con todo el mundo que ella es mi chica y que yo soy el idiota afortunado que ella eligió.

Quiero, pero le tengo miedo al rechazo.

—¿Me estás diciendo que literalmente te dijo que estaba enamorada de ti, y tú no quieres pedirle que sea tu novia porque tienes miedo de que te diga que no? Si eres idiota.

—Ay que lindo, gracias por tu apoyo.—sonreí con sarcasmo en mis acciones y Marco solamente rio— Ya en serio, no sé qué hacer.

—Lo que harás es llevarla a la cabaña de tus padres en la playa, pasarán el fin de semana más lindo que hayan pasado en toda su vida y cuando sea el momento indicado, le vas a preguntar.

—Pero..

—Y no, Jean, no quiero excusas.—se puso de pie y tomó las carpetas contables entre sus manos— Ahora yo me iré a revisar esto, tú piensa en lo que te dije.