¿Es esto un plan?

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La señora ha dado un gran salto y un grito desgarrador al escuchar el gran golpe y desorden proveniente de las gradas de aquella casa. Seguramente pensó que habían entrado ladrones o asesinos seriales al escuchar las voces de una joven y un señor. Al parecer estaban susurrando o ¿discutiendo? Tenía razón al sospechar que asesinos se habían infiltrado a la casa, pero ¿ladrones? bueno, de hecho, también lo eran. 

Pero Andrés no tenía tiempo para estar indagando sobre qué podía estar sospechando Amelia, debía de inventarse algo para poder excusarse de la mejor manera posible. Amelia se había lanzado sobre él mientras el miedo y la angustia de no saber como actuar la carcomía por dentro, lo cual no le permitía pensar con tranquilidad para poder inventar algo de improvisado, sin embargo, a como dio lugar, logró hablar. 

-Amelia, tranquila, todo estará bien. Porfavor.- Dijo y la tomó de la mano dirigiéndola hacia la habitación de huéspedes, la cuál estaba lejos de las gradas de la sala de estar. -Quédate aquí, no te muevas. Yo iré a ver qué es lo que ha pasado, no quiero que te pase nada malo. Tranquila porfavor.- Terminó de decir y salió de la habitación sin permitir que la señora pudiera mencionar una tan sola palabra.

-¿Y es que ustedes son idiotas? ¡No puedo creérlo! ¿Cómo se les ocurre entrar con las maletas a la maldita casa?- Alzó los brazos como gesto de molestia, posterior a eso, introdujo sus dedos entre su castaña cabellera.  -Debían de hacer las cosas rápido y obviamente dejar las maletas afuera para que no estorbaran. Es que son uno estúpidos.- Gritaba Andrés en voz baja hacia Jane y Slenderman, quienes estaban recogiéndo el desorden que habían ocasionado.  

-Andrés calmate, todo tiene solución.- Dijo Slenderman intentando tranquilizar la situación. -Simplemente finge que somos ladrones y grítanos, supuestamente golpéanos y sácanos de la casa. Luego, vas donde la señora y le dices que eran ladrones y que ya todo está bien.- Teminó de decir. 

-Además.- Agregó Jane. -Ya tenemos lo que queremos. En su laptop tenía un diario en donde explicaba todo lo que le pasaba, al parecer su última actualización fue desde hace 5 meses. Lo cual, según dice su diario, corresponde al día en el que dejó Canadá y se fue a vivir a Nueva York. Incluso dejó la dirección de su apartamento escrita en una de las sticky notes de la computadora.- Terminó de decir ella y se apresuró a salir de la casa con Slenderman. 

Lo único que debía hacer Andrés era fingir que estaba discutiéndo y agarrándose a golpes. Lo cuál si le iba a costar ya que era una situación graciosa, ¿cómo iba a fingir eso? Pero estaba contra la espada y la pared. Por lo que comenzó a fingir golpes contra la pared y cosas de la casa, inclusó botó algunas de ellas. Claro que no hicieron falta los gritos ofensivos con los supuestos ladrones. De último tiró la puerta de un porrazo. Tremenda actuación. 

Inmediatamente después de que cerró la puerta, Andrés se dirigió hacia la habitación de huéspedes con la esperanza de haber engañado a Amelia y pretender que nada malo había sucedido, seguir con el plan y largarse de una vez por todas de esa casa que no hacía más que brindarle malos recuerdos. Hace tiempo que no vivía ahí, ni si quiera había ido a visitar a sus padres o a Valentina, pero ese día todos los recuerdos regresaron a su mente, no lo soportaba. 

-Ya pasó todo Amelia, sí, eran unos ladrones, eran de esos jóvenes rebeldes, ya sabes.- Comenzó a mentir Andrés, mientras abrazaba a aquella señora, ella le daba felicidad y serenidad, siempre fue así. -Pero tranquila, no buscaban nada más que molestar, creo que no se han llevado muchas cosas. Ten más cuidado andando por la casa y por el vecindario, porfavor.- Prosiguió él, debía ser convincente. 

-Joven Andrés, ¿está bien? pudo haber salido herido, pero no le importó. Usted me ha salvado,  muchas gracias.- Dijo ella muy preocupada, luego lo abrazó denuevo. -Debería llamar a la policía ¿no es así?, aunque ya se hayan ido, debería avisar a las autoridades.- Preguntó ella y Andrés comenzó a temblar de ansiedad, de alguna forma todos ellos eran fugitivos de la ley, pero debía ser convincente, algo se le tenía que ocurrir. 

-Amelia, primero relájese, vamos y se toma un té. No ha pasado nada, solo fue un susto. A mi tampoco me ha pasado nada, así que no hay problema.- Comenzó Andrés a decir mientras dirigía a la señora a la cocina nuevamente. -Si esos chicos vuelven a querer robar, me mantiene al tanto y es ahí cuando se involucrarán las autoridades. Por ahora, creo que solo eran jóvenes con ganas de divertirse un rato.- Dijo él, esperando que Amelia obedeciera. 

Después de un rato, cuando ella logró calmarse de una vez por todas, es cuando comienza a contarle la historia del trasfondo del paradero de su hermana. Se dan una larga despedida y él procede a retirarse. Ella muy contenta le da un último adiós y se adentra en la casa. Es ahí cuando él se logra subir al carro que Jane y Slenderman al parecer habían rentado por el día, lo cuál le pareció estúpido, es decir, ya se sabe que ni Jeff ni Valentina se encuentran en Canadá. 

-Te has tardado ¿eh?- Jugueteó Jane, quién iba de coopiloto. 

-No estoy para juegos Jane, lo siento. ¿Cuál es el plan ahora?.- Preguntó Andrés molesto, de hecho, no sabía por qué estaba frustrado, pero lo estaba, y mucho. 

-¿Pero que ha pasado? nana Amelia no te dio el besito de despedida y por eso andas tristón y molesto ¿eh?- Siguió bromeando Slenderman, quien iba de piloto. -No, ya sin bromas, ¿qué te dijo ella?- Preguntó intrigado. -¿Dijo algo que nos pueda servir?- Terminó él.  

-No, nada.- Respondió Andrés tan frívolo. -Vuelvo a preguntar ¿cuál es el plan?- 

Jane simplemente lo observó de reojo y no dijo ni tan una sola palabra, sabía que su novio estaba molesto o triste, no sabía muy bien la razón, pero su frustración seguramente se debía a su hermana, Jeff y recuerdos de esa casa. De María incluso, no hace mucho que Slenderman la había asesinado, no han tenido tiempo ni para brindarle un minuto de silencio, y para rematar su nana de toda la infancia, Amelia; pudo escuchar su nombre desde la cocina mientras ella y Slenderman buscaban pistas en la habitación de Valentina. 

Al contrario de Jane, Slenderman si habló, habló de forma grotesca, solía hacerlo cuando estaba rebasando su límite de paciencia. Finalmente, después de haber sacado su ira a base de regaños y ofensas. Comenzó a relajarse y a explicar el plan a sus dos compañeros de viaje. Consistía en quedarse 5 días más en Canadá para no levantar sospechas en las aerolíneas con viajes tan repentinos. 

En esos 3 días invocarían al demonio para poder hacer un trato, es decir, están trabajando en lo que han prometido Slenderman y él, el tiempo es el que corre, Slenderman debía de hacer un pacto con él, no planeaba perder su trono, pues es lo único que le queda. Para el pacto debían hacer unos cuantos mini sacrificios para ofrendarle a Zalgo, lo cuál lo harían en 2 días. Al 4 día ellos comprarían un boleto con destino a Nueva York. Y finalmente al 5 día, se dedicarían a viajar y a descansar un poco. 

Desde el 6 día, comenzaría la misión original, recuperar el trono casi perdido de Slenderman. 









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