Nunca había corrido así en su vida. Quería llegar a su casa y bañarse, como si el agua pudiera llevarse todo lo vivido y alejarla de ese recuerdo que tenía de Arsen diciéndole que eran iguales. Quería dejar eso atrás y encerrarse en su habitación, hundirse en sus sábanas y dormir para despertarse de ese horrible sueño.
Trepó la ventana con una agilidad que no sabía que tenía, y se preguntó si los hombres lobos podían trepar fácilmente. Pero decidió apartar esos pensamientos: ella no era un hombre lobo.
Se quitó los zapatos y dejó que el frío del suelo le mojara los pies. Siempre le había gustado esa sensación. Luego, abrió la puerta de su baño y recordó la ventana abierta. Justo cuando terminó de cerrarla, alguien llamó a la puerta.
—Ya va—dijo, con el corazón palpitándole a mil. Pensó que tenía suerte de haber estado en la habitación cuando eso sucedió. No se imaginaba qué pasaría si no hubiera estado. Buscó la llave pero no la encontró con la rapidez que hubiera querido. Su madre comenzó a sospechar que no estaba ahí realmente.
—¿Blair? ¿Estás ahí?
—Sí, mamá, no encuentro la llave, es todo—comenzó a preocuparse. ¿Y si por alguna razón había perdido su llave en el bosque?
—No te preocupes. —dijo ella, con un tono suave. Sintió como la cerradura cedía y cuando la puerta se abrió, ella sostenía una llave en su mano.
—¡Mamá! ¿Por qué tienes una llave de mi habitación? —Se acercó a ella y se la quitó. — ¡Si me encierro es por algo!
Ella suspiró. —Es una llave de repuesto. —Blair entendió que estaba mintiéndole. —Devuélvemela.
—No—dijo entre dientes. Vio como su madre se sorprendía por su respuesta. —Es mi habitación, por lo tanto necesito privacidad. Y no puedes tener una llave de repuesto. Estás "abriendo" mi privacidad.
—¡Necesito saber cómo estás! —Sus ojos se empañaron. —No sé lo que sucede cuando te encierras.
—Ese es el punto. No quiero que lo sepas.
—Blair...
—Mamá—la interrumpió —. ¿Acaso crees que voy a drogarme en mi habitación?
Ella sonrió levemente, pero Blair hubiera querido que no lo hiciera. —Claro que no. —Se acercó a su hija y la abrazó. —Tú no eres así. —Pasó sus manos por su cabello. —Es por tus ataques...
Ella sabía que no era por eso. — ¿Y qué harías si me vieras convulsionando? No puedes hacer nada salvo esperar. Y créeme que sería menos vergonzoso si no me vieras durante ellos. —Se apartó del abrazo y miró hacia su cómoda. Un frasco con pastillas y una etiqueta borrosa se asomaban debajo de un montón de ropa. Recordó lo que le había dicho Arsen y por unos segundos consideró la idea de que esas pastillas fueran inservibles. — Estoy despierta, mamá. ¿Para qué son éstas, entonces? —Sostuvo el frasco en mis manos.
Su madre se quedó boquiabierta unos segundos. El secreto que tanto tiempo estuvo guardando amenazaba con salir a la superficie. Pero se había prometido a sí misma que prolongaría ese momento cuanto más tiempo pudiera. Así que se mantuvo en silencio, dejando que él hiciera su trabajo.
Blair se sentó a su lado. —Lo siento...yo...estoy cansada. —Dejó las pastillas en su mesa de luz. Supuso que su madre no iba a contestarle, así que decidió darse una ducha. Contuvo la respiración hasta que oyó la puerta cerrarse. Entonces ahí, se dio cuenta que llevaba todavía en su mano izquierda la llave de repuesto.
Exhaló y oyó cómo el bronce caía en los mosaicos. Sintió el agua deslizarse por su piel, relajándola mientras cerraba los ojos, y por algunos segundos haciéndole sentir que todo lo que había sucedido esa noche había sido un sueño y nada más que eso. Pero en cuanto los abrió, las palabras de Arsen resonaban en su mente.
ESTÁS LEYENDO
Moonlight
WerewolfBlair siempre había sospechado cosas sobre su pasado, sabía que ella no era como su familia, y le hizo falta dejar de tomar sus pastillas anti epilépticas para darse cuenta que cosas extrañas le estaban sucediendo. De pronto tiene amigos, y dos chic...