Capítulo 11

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Despertó entre las sábanas de una cómoda cama. Al abrir los ojos, lo primero que vio fue el techo de la habitación que Daniel había asignado para ella. Tenía dibujos de hombres lobos y cosas raras. Se distrajo en ellos, y se preguntó quién los había dibujado.

Pero en realidad no tenía tiempo para enfocarse en ellos. Lo único que había en su mente era lo extraña que se había vuelto su vida. Se encontraba en una especie de sede de hombres lobo, y ella también era un hombre lobo. Habría querido pensar que su vida se estaba tornando aterradora y abrumante, pero en cambio, no podía evitar sentirla interesante.

Sintió un teléfono vibrar en la mesa de luz. Su teléfono. Su madre la estaba llamando. Por un momento pensó en dejar que sonara, pero luego se sintió mal por ella.

—¿Hola?

—¡Blair! Gracias a Dios. Te he llamado toda la noche. —No era la voz de Alice, era la de Chris.

—¿Chris? ¿Por qué tienes el teléfono de Mamá?

—Porque dejé el mío en casa.

—¿Y te llevaste el de ella?

—Bueno, no es como si hubiera entrado a su habitación y lo hubiera tomado de su cómoda...yo solo...lo conseguí. —Había un poco de diversión en su tono de voz.

Blair rio. —¿Por qué llamas?

—Porque debes volver a casa. —Esta vez, la diversión se borró de la voz de su hermano. Sonaba como una sugerencia, pero era más como una advertencia, casi una orden, y a Blair eso le molestó.

—¿Por qué no vuelves tú?

—Porque yo soy el mayor, era obvio que en algún momento iba a irme y...

—Eso no es una excusa. Tú no tienes razones para irte de la casa.

—¡Estuve viviendo entre criaturas mitológicas toda mi vida! ¡Claro que tengo razones! ¡Me mintieron toda mi vida!

—¡Y yo soy una de esas criaturas mitológicas, Chris! Yo soy la más afectada aquí.

Hubo un corto silencio del otro lado de la línea. —¿Tú no...?

—No, no lo sabía, si eso es a lo que te refieres. Así que no pienso volver a una casa de mentirosos. —No le gustaba hablar así de sus padres, pero comenzaba a asustarse con la idea de quiénes eran de verdad. —Son cazadores, Chris.

Él suspiró, sintiéndose terrible por no estar allí con su hermana. —No van a cazarte, Blair. Son tus padres.

—No, no lo son.

Chris no respondió, aunque Blair sabía que su hermano seguía allí y él sabía que su hermana seguía allí.

—Claro que lo son...

—Escucha, Chris—lo interrumpió—.No quiero que me des un sermón de hermano adoptivo porque de verdad que no lo necesito, no ahora. Así que dime por qué has llamado.

Del otro lado, Chris pudo sentir cómo su corazón se encogía. Habría querido verla, abrazarla y decirle que todo estaría bien, pero en cambio, pronunció las palabras que había practicado.—Para decirte que te extrañaré.

Tragó saliva. — ¿A dónde vas?

—Texas.

—¿Texas? Eso es muy lejos de aquí.

—Lo sé. ¿Recuerdas a mi amigo Sam?

—Sí—contestó, aunque no era verdad—. ¿Vive en Texas?

—Sí, así es. —Odiaba separarse de su hermana, pero quería asegurarse de que estaría bien. —¿Tú dónde irás?

—Me quedaré aquí, en la ciudad.

MoonlightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora