Capítulo 24

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—¿Qué es esto? —le susurró Arsen. Estaba sentado a su lado, mientras Thomas conducía delante de ellos, llevándolos a algún lugar remoto. Su mano estaba cerca de la de Blair, pero no alcanzaba a tocarla.

—Estamos en un auto—contestó ella, sabiendo que Arsen la odiaría por ese comentario.

Rodó los ojos. —¿Por qué estamos en un auto que un vampiro loco conduce?

—Porque es mi amigo—le contestó, susurrando también. —Confía en mí.

Arsen suspiró, admirando la belleza de Blair. —Confío en ti—admitió—.Pero no en él.

—Vas a tener que confiar en mí entonces—dijo Thomas, desde adelante —. ¿No es lo que los novios hacen?

Arsen esperaba que Blair se defendiera diciendo que no eran novios, pero no lo hizo y él tampoco. Ambos pensaron que eso debía significar algo.

—¿A dónde nos llevas? —le preguntó él, evitando la pregunta.

—A casa de la señorita—contestó Thomas, echándole un vistazo a Blair por el espejo. Ella sonrió, pero Arsen la fulminó con la mirada de tal forma que dejó de hacerlo. —Tendría que matarte, Halloway, como tú hiciste con mis compañeros. Pero dado que estás con Blair...

—¿Tus compañeros? —intervino Blair, un poco preocupada, sin saber con seguridad de qué lado estaba Thomas. —¿Qué es lo que quieren?

—Trabajan para Vladimir—suspiró, sabiendo lo que sus palabras significaban.

—Dijiste que tú no eras de los suyos—le reprochó ella. Arsen se tensó.

—No lo soy—repuso—.Pero cuando me enteré que iban detrás de ti, decidí intervenir. —Sus ojos dorados se cruzaron con los de Blair mediante el espejo.

Blair se preguntó por qué Thomas se reflejaba en el espejo y por qué no le quemaba el sol, aunque ya había anochecido.

Con un gesto de suspicacia le preguntó—: ¿Qué quiere Vladimir?

—La cura—contestó Arsen, sin dejar que Thomas lo hiciera.

Blair lo miró, sorprendida; esperando una explicación. —¿Lo sabes?

Él parecía agotado. —Me acabo de dar cuenta. Solo podría haber una razón para que vampiros te persigan.

— ¿Y qué tengo que ver yo? —Miró a Arsen, pero la pregunta era para ambos. 

—Está convencido de que tú sabes cuál es—contestó Thomas. 

— ¡Pero no lo sé! ¿No puedes decirle eso, Thomas? —Él negó con la cabeza. — ¿Entonces qué voy a hacer? ¿Esperar a que venga él a pedírmelo?

Thomas suspiró, como si estuviera a punto de contar una larga historia.

— ¿Recuerdas los cazadores de los que te hablé? ¿Los que ayudaban?

Asintió, aunque no entendía por qué era algo relevante.

—Bueno...creo que pueden ser tus padres.

***

"Cuando era pequeño odiaba tener que tomar sangre para sobrevivir, y siempre me quejaba con mi padre de lo horrible que me sentía al ver como él mataba gente o animales para mí. Se lo decía todos los días 'no me gusta ser un vampiro' y él siempre me repetía que algún día encontraría la cura. Cuando él murió, llegué a pensar que 'la cura' era una forma metafórica de decirme que lo superaría; que algún día me acostumbraría a ello. Pero luego todo cambió.

MoonlightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora