Dejó caer su cabeza en su mullida almohada, exhausto. Abrumado por los pensamientos, por los recuerdos, por los sentimientos. Por Blair. Había disfrutado cada segundo del momento que habían tenido unas horas atrás y eso era lo que más le molestaba. La había visto desnuda, y aunque no había visto mucho, había tocado su piel y habría querido poder borrar ese recuerdo de la mente de la muchacha; pero ya le estaba haciendo demasiado daño. Le había dicho que Arsen, el chico del que ella creía estar enamorada no era nada más que un mentiroso. Se odió a sí mismo por hacerle eso a Blair y a Arsen, por más de que su primo fuera la última persona en el mundo que le importara, nadie se merecía que le arrebataran una muchacha tan especial como Blair.
Pero de nuevo, recordó lo mal que estaba actuando Arsen. Le había hecho creer que él era la única opción, acercándose a ella como humano, dándole la oportunidad de enamorarse de él, pero ocultándole parte de la verdad. Y por eso, él no se la merecía.
Se llevó las manos a la cara recordando lo estúpido que era; él mismo podría haber sido Arsen, él mismo podría haberle enseñado a Blair el mundo de los hombres lobos, el mundo que ella tanto parecía odiar y transformarlo en algo que pudiera apreciar con el tiempo. Y en vez de eso, había dejado que la oportunidad se le escurriera por los dedos como arena fina. Y nunca, en toda su vida, se había arrepentido tanto de algo.
Franz sintió una suave brisa en la habitación, el sonido tan familiar que siempre parecía aparecer cuando lo necesitaba. El sonido de que su madre estaba presente, aunque se hubiera ido hacía ya muchos años.
—No sé qué hacer, madre—le dijo, todavía con el rostro cubierto con sus manos.
Ella no contestó de inmediato, por lo que Franz se dedicó a observarla. Lo miraba a él, casi tan transparente como si no estuviera realmente allí.
—Puedes hacer lo que tú quieras, hijo. Lo que quieras.
***
Blair apoyó su cara en el vidrio y cerró los ojos para dejar de pensar. Pero no había caso, no dejaba de pensar en Arsen, en Olivia, en Franz. No dejaba de pensar de que era como un imán de las mentiras, y que saldría lastimada de por vida.
Un bache en la calle hizo que su cabeza se golpeara contra el vidrio de la ventanilla. Dave y Sophie rieron, porque habían estado viendo cómo se "dormía". Ian frenó el auto y de pronto se encontraron en una calle que nunca había visto antes.
—¿Dónde estamos? —preguntó Blair, abriendo la puerta.
—Alpha. —contestó Ian, metiendo sus manos en los bolsillos.
—¿Alpha? —repitió, incrédula. No podía ser más irónico.
Él asintió con la cabeza, y luego comenzó a ver un mapa con Dave.
—¿Qué hacemos aquí? —le preguntó a Sophie.
—¿Ves esa cúpula allí arriba? —Señaló lo alto de una iglesia. Blair asintió. —Tienen a April allí.
—¿En un pueblo llamado Alpha? ¿Como los hombres lobos alfas?
Ella se encogió de hombros, sonriendo. —Quizás vinieron aquí porque es el lugar en donde menos te esperarías que estén.
Suspiró y se llevó las manos a los brazos. Corría un poco de viento. Ian se acercó a ella y le dio una chaqueta de cuero.
—Gracias. —Blair sonrió. Él solo se paró a su lado.
— ¿Crees que la recuperaremos? —le dijo, luego de un tiempo sin decir nada.
—Eso espero.
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Moonlight
LobisomemBlair siempre había sospechado cosas sobre su pasado, sabía que ella no era como su familia, y le hizo falta dejar de tomar sus pastillas anti epilépticas para darse cuenta que cosas extrañas le estaban sucediendo. De pronto tiene amigos, y dos chic...