Patricia miró al depredador con furia. Luego, volvió la vista al bebé que tenía en brazos. Intentaba mantenerlos firmes y que no temblaran del miedo como sus piernas Porque aunque era fuerte, seguía siendo una simple humana en medio de una manada de monstruos.
Giró en círculos unos segundos, mientras la "cosa" que tenía en frente la miraba con ojos hambrientos. En una pequeña instancia consideró arrojar al estúpido bebé que lloraba desconsoladamente probablemente por hambre, pero luego reflexionó: no podía dejar que el hijo de su mejor amiga fuera devorado por hombres lobos.
Entonces corrió. Corrió rápidamente, como pudo, con el bebé en sus brazos. Pero no pasó mucho tiempo hasta que la alcanzaron. Uno de ellos le arrancó el niño de los brazos, haciendo que éste caiga al suelo, probablemente quebrando su cráneo. Patricia gritó.
Otro, la tomó de los brazos, y la arrojó al suelo de una manera más violenta que al bebé. Su cara se estrelló contra el suelo, haciéndole sangrar. Patricia forcejeó un poco, pero luego se rindió.
Uno de ellos, el Alfa, se acercó a ella y puso su asqueroso pero fuerte pie en su espalda, dejándola incapaz de moverse. Entonces, Patricia supo que iba a morir. Que sus huesos no soportarían mucho más y que quizás se desangraría, para luego ser comida de lobo. Sintió agua salada en sus mejillas y comenzó a sollozar. No era ese el final que quería para su historia.
¿Qué pasaría con su queridísima hija y con su amado esposo? ¿Qué pasaría con la promesa que le había hecho a su mejor amiga de cuidar a su hijo? Volvió la mirada al pequeño, y lo último que vio fue a una asquerosa criatura morderle el cuello. Y luego sangre, mucha sangre.
Sintió como sus ojos se cerraron en el instante en el que la daga atravesó su cuerpo entero y no pudo abrirlos de nuevo. Estaba muerta. Y, en su oscuro interior, supo que el niño también.
Pero estaba equivocada. Justo en el momento en el que sus ojos se cerraron para siempre, un grupo de cazadores irrumpieron en el galpón donde todo había ocurrido, y asesinaron a la mayor cantidad de bestias con sus armas de plata. Los que sobrevivieron, salieron corriendo del lugar para esconderse en lo más profundo del bosque.
La más joven de los cazadores, una muchacha de 25 años, descubrió al bebé en el suelo, sorprendentemente sano. Solo sangraba un poco del cuello, donde algunos incisivos de lobo se veían marcados. Tomó al niño en sus brazos, para luego descubrir que era una niña.
Su compañero y novio, George, se le acercó. Sus ojos la miraban expectantes. Estaba preocupado. Ambos lo estaban. Era imposible que un bebé pudiera sobrevivir al ataque. La joven sintió la mano de George en su hombro y algo en el gesto la reconfortó. La pequeña lloraba en sus brazos y esto hizo que se sintiera inmensamente responsable de ello. Un instinto extrañamente maternal le decía que debía protegerla.
El líder de los cazadores dio un grito de aprobación: el lugar estaba despejado. Los veinte que eran desaparecieron rápidamente por la puerta, unos cuantos con el cuerpo de una humana en los brazos y George le hizo una seña para que avanzaran juntos.
Ella, por su parte, miró a la niña. Sus ojos eran verdes esmeralda, un extraño color entre los humanos. Pero aún así, seguía pensando que era hermosa.
Limpió con un trapo de su bolsillo la sangre del cuello de la pequeña y le sonrió, tocándole la pequeñísima mejilla. La niña se calmó. Caminando suavemente, susurró, sin saber si a la que se lo decía era a la pequeña o a ella misma:
—Te llamaré Blair.
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Moonlight
Manusia SerigalaBlair siempre había sospechado cosas sobre su pasado, sabía que ella no era como su familia, y le hizo falta dejar de tomar sus pastillas anti epilépticas para darse cuenta que cosas extrañas le estaban sucediendo. De pronto tiene amigos, y dos chic...