Golpes en su puerta le hicieron sobresaltar. Hacía mas o menos una hora que la casa estaba en silencio y se le había olvidado que en realidad no había hablado nada con sus padres. Corrió la cómoda, y al abrir la puerta se encontró con que no había nadie. La cerró y volvió a tumbarse en su cama. Alguien golpeó de nuevo. Luego de unos segundos comprendió que en realidad era en la ventana. Sonrió de alivio al ver la cara de Arsen en la ventana. Había cumplido lo que había dicho.
Abrió la ventana, pero el tejido del mosquitero seguía separándolos.
—Hola—susurró la joven. No quería que nadie la oyera.
Él le sonrió, y Blair se quedó atontada contemplando la belleza de sus ojos hasta que él le habló.
—¿No me vas a dejar pasar?
Inmediatamente, Blair se sonrojó, al darse cuenta de lo tonta que había parecido al quedarse adorándolo como si fuera una obra de arte.
Arsen entró dando un salto, esquivando a Blair. Observó el desastre de su habitación y luego se fijó en ella y en su estado deplorable. Incluso así, con la nariz y los ojos rojos y el cabello despeinado, seguía creyendo que era hermosa.
—¿Estás bien?
Ella se pasó una mano por la frente y suspiró, sin saber qué responder.
—Sí—volvió a susurrar. Él se acercó y tocó su mano. La chispa que ambos sintieron hizo que a Blair le diera un escalofrío, uno de los buenos. Sabía que él sabía que no estaba realmente bien y que quería que le dijera la verdad, pero no lo hizo. Había aprendido que a veces era mejor pretender que todo estaba bien. —Estoy bien, de verdad.
Él sonrió luego de examinarla con la mirada. Blair supuso que le creyó, porque cambió de tema.
—Espero que no te moleste irte de aquí—dijo con dulzura, todavía sosteniendo su mano. Sabía exactamente que lo que más quería en el mundo era irse de allí.
Blair negó con la cabeza, perdida en los ojos del muchacho.
—Entonces vamos. —Sonrió. Pero antes de ir hacia la ventana, peinó el cabello de Blair.
Ella rio. —¿Tan mal estoy?
—No. —Sonrió. —Pero podrías cambiarte.
Podría haberse enojado, pero es que en verdad estaba horrible. Tenía la remera que usaba para dormir y unos jeans de la era paleolítica. Blair sonrió y caminó hacia su armario y luego entró a su baño para cambiarse. No era que se hubiera arreglado mucho, pero se había esforzado. Llevaba un pantalón negro, una musculosa blanca y arriba una camisa roja abierta.
Arsen silbó. —Tampoco pretendía que te vistieras tan bien.
Blair lo miró confundida. — ¿Qué?
—En la manada hay otros chicos, ¿sabes? —contestó, cruzando un pie del otro lado de la ventana.
Blair rio. — ¿Y eso qué te importa a ti?
—Nada. Solo que no quiero tener que aguantar que otros te miren.
Blair se encontró entonces preguntándose si eso debería significar algo o solamente era un comentario divertido. De todos modos, Arsen pareció no darle mucha importancia y cruzó la ventana, alejándose de la habitación. Blair lo siguió, no sin antes mirar la puerta. ¿Y si su madre la abría? No le importó. Estaba demasiado enojada con ella.
Observó a Arsen caminar por los tejados de las casas.
—¿Qué haces? —Casi le gritó. Estaba bastante más adelante y no podía oírla si hablaba en un tono normal.

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Moonlight
Người sóiBlair siempre había sospechado cosas sobre su pasado, sabía que ella no era como su familia, y le hizo falta dejar de tomar sus pastillas anti epilépticas para darse cuenta que cosas extrañas le estaban sucediendo. De pronto tiene amigos, y dos chic...