Capítulo 18

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Ian bajó de su camioneta, observando el bar que tenía en frente. Luces de neón pronunciaban en letras enormes The King, el nombre del lugar. Suspiró antes de entrar. En la puerta, un guardia gordo y alto lo detuvo.

—¿Eres mayor? —le preguntó, con una voz extremadamente gruesa. Ian asintió. —Identificación—ordenó el gordo.

No se esperaba que Ian sacara de su bolsillo una identificación y se la entregara. El guardia asintió y lo dejó pasar. Dentro, la música estaba alta y había demasiada gente. Sería difícil encontrar a April, pero ella estaba allí, en algún lugar de ese bar. El localizador nunca fallaba.

Varias mujeres con poca ropa se le acercaron a Ian, pero él las supo esquivar, mientras caminaba entre la multitud asfixiante. Ian miraba para todas partes, en busca de April, pero no había resultado. Se subió a una tarima no muy alta, para ser capaz de ver mejor.

Una chica de cabellos alocados y muy blancos, se le acercó.

—Hola, guapo.

Él le contestó con un movimiento de la cabeza. No estaba interesado en ella. Ni en nadie, solo quería encontrar a April.

—¿A quién estás buscando? —le preguntó la chica. Sus labios estaban pintados de negro y eso la hacía aún más pálida de lo que podía haber llegado a ser.

—Una amiga—le contestó Ian, sin darle mucha importancia.

La chica pareció entender. — ¿Novia?

Ian no contestó por el simple hecho de que no sabía si eran novios o no, dado que nunca lo habían sido oficialmente.

—Puedo ayudarte a encontrarla—le dijo, mientras él buscaba entre las cabezas. — ¿Cómo está vestida?

—No lo sé—contestó él, quien había decidido aceptar la ayuda de la de pelo blanco—.No la he visto esta noche.

—Entonces descríbela. —La chica dio un sorbo a su bebida.

—Em...es rubia, ojos celestes. Es...—Observó a la chica. —Unos centímetros más baja que tú y tiene el cabello por los hombros.

La chica comenzó la búsqueda. Miraba a cada rubia que pasaba a su lado, y le preguntaba a Ian si era esa. Pero ninguna lo era. Parecía que April en realidad no estaba allí.

—¡Hey! —gritó la chica, de repente. —La he visto.

—¿Dónde? —preguntó Ian, algo entusiasmado. Luego se tranquilizó; aquella no era más que una extraña. —Espera, ¿cómo sabes que es ella?

—Te he señalado todas las rubias de la sala, excepto esa... ¿Cómo te llamas?

—Ian.

—Sígueme, Ian, se ha ido por la puerta que da al patio. —Le tomó la mano, para que no se perdiera en la multitud. Ian no supo por qué pero comenzó a confiar en la extraña muchacha. —Soy Kari, por cierto—agregó, gritando para que Ian escuche.

Ian podía sentir su corazón latiendo incluso más fuerte que la música. Estaba nervioso por lo que podía llegar a suceder cuando se encontrara con April.

—¡La he visto! —exclamó Kari, al ver que en el patio no había ninguna rubia. —Juro que la he visto. —Parecía frustrada. —Ven, aquí hay otro patio. —Lo guió por otro lado, un poco más alejado, y si Ian no hubiera estado desesperado por encontrar a April habría tenido un mal presentimiento. La música ya no se oía tan bien y ya ni siquiera había personas.

—¿Kari? ¿Estás segura de que la has visto?

—No eres de por aquí, ¿verdad, Ian? Esta es una ciudad muy pequeña y estoy segura de que nunca antes te había visto

MoonlightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora