Comenzó a correr. Sentía que sus piernas le iban a fallar en cualquier momento e iba a tropezar. El dolor del cansancio ya se estaba haciendo pesado, y tuvo que frenar para respirar. Se inclinó, y apoyó sus manos en sus rodillas para recuperar el aliento. Su corazón latía más fuerte de lo que podría describir.
Cuando su respiración se normalizó, las piernas dejaron de doler, y sus latidos volvieron a la normalidad, analizó la situación: Arsen, el chico lindo del pasillo...no, no. Arsen, el chico de ojos rojos... ¿el chico de ojos rojos? ¿De verdad había sucedido? ¿O lo había imaginado? ¿Había sido producto de la rara impresión de que tenía de que ella no era normal? ¿De verdad Arsen tenía los ojos rojos? Porque antes, le habían parecido los más lindos ojos marrones que había visto en su vida. Y de un segundo al otro, se habían tornado rojos. Rojos. ¿Qué clase de idiotez estaba diciendo? Probablemente la luz desde ese ángulo no alumbrara bien, y ella había visto mal. Eso, o se había vuelto completamente loca.
Miró detrás centenares de veces para asegurarse de que Arsen no la había seguido y caminó hacia la fiesta. Bueno, hacia lo que creía que era la fiesta, porque cuando divisó una casa, en nada se parecía a la de Dave. Estaba perdida.
Intentó calmarse y no desesperar. Con cuidado, abrió la tranquera, que parecía presente en todas las casas del vecindario, y cruzó el patio de la casa desconocida para encontrarse con el pavimento. No sabía cuánto había avanzado, o si había retrocedido.
Hacía frío, y Blair llevaba simplemente un vestido. Y tacones, que comenzaron a molestarle. Se apoyó en una pared, y se los quitó, dejando ver su verdadera altura, solo que no había nadie allí que pudiera verla. Decidió caminar. Estuviera donde estuviera, pronto aparecería alguna estación de servicio, o algún quiosco, y podría llamar por teléfono. Claro, si las cabinas telefónicas siguieran existiendo.
Sus ojos comenzaron a humedecerse. No sabía dónde diablos estaba, y pensó que tranquilamente alguien podría raptarla. Se rindió y decidió sentarse en un deteriorado banco de un pequeño parque que había por allí.
Habría disfrutado la noche si no fuera porque estaba muy preocupada por volver a la fiesta. Pero entonces, la imagen de su cadena en las manos de Arsen vino a su mente. Tocó su cuello, comprobando que no estaba allí. ¿Arsen le había robado su cadena? No podía ser cierto, no habían estado tan cerca como para que él pudiera arrancársela. A menos que...la hubiera drogado, llevado hasta el bosque, y robado la cadena. Qué ridícula.
Pero ella sí había estado en ese bosque anteriormente, de eso estaba casi segura. Y de que él tenía su cadena, estaba muy segura.
Todo era tan raro. Necesitaba saber qué había sucedido, y quién era Arsen, porque claramente no era normal. Esos ojos no podían ser de alguien normal. Comenzó a sentir una gran migraña y se durmió lentamente en el banco del parque.
Despertó cuando la luz del sol se asomó por sus ojos. Casi cayó al suelo cuando reaccionó dónde estaba. Se había quedado dormida en un pedazo de cemento con patas. Miró a su alrededor y comprobó que los tacones de April estaban intactos. Se alegró que lo estuvieran, porque tendría que pagarle unos de lo contrario. Dejó recostar su cabeza en el duro material, y miró al cielo, aunque rápidamente los cerró cuando miró hacia el sol. Debían ser las 9 de la mañana, o más temprano.
Decidió levantarse. Se sentó en el banco y contempló la calle. No había visto el cartel con el nombre de New York Avenue, la calle paralela a la suya. Se llevó ambas manos a la cabeza, agotada por lo sucedido.
De seguro su madre estaría muy preocupada, como estarían sus amigas, porque había desaparecido. Tomó los tacones y se dedicó a volver a casa. Cuando sus manos tocaron el plástico, descubrió su cadenita con la llave dentro de uno de ellos. Se asustó, y echó a correr hasta llegar a casa.
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Moonlight
WerewolfBlair siempre había sospechado cosas sobre su pasado, sabía que ella no era como su familia, y le hizo falta dejar de tomar sus pastillas anti epilépticas para darse cuenta que cosas extrañas le estaban sucediendo. De pronto tiene amigos, y dos chic...