Estaba parado con aire de superioridad en el locker de enfrente. Miraba como si estuviera analizando a cada persona que pasaba. Sus brazos musculosos cruzados y su cabello negro peinado hacia arriba.
Como no tenía otra cosa que hacer en el recreo, Blair se paró de la misma forma en la que él estaba: espalda apoyada en el locker y cabeza alta; y se dispuso a mirarlo. Era, quizás, el chico más lindo que había visto en su vida, pero obviamente él no la había visto, y si lo hacía nunca se iba a fijar en ella. Así que dedicó unos segundos a observarlo. Cada movimiento muscular en él se hacía muy notorio.
El muchacho cambió su peso desde la pierna izquierda a la derecha en el momento que Jordan, la ya anunciada capitana de porristas, y sus clones pasaron en frente de él. Su mirada fue hacia el trasero de una de ellas, que Blair no recordaba exactamente su nombre. Perfecto, pensó, otro idiota superficial que le gustaban los traseros operados.
No estaba segura que el de la secuaz de Jordan estuviera operado, pero sonaba mucho mejor decir despectivamente "operado" que decir "buen trasero". Porque odiaba a cada una de sus compañeras y odiaba tener que aceptar que sus cuerpos eran mejores al suyo.
Entonces rodó los ojos, pensando en que con más razón, ese chico no se fijaría en ella ni aunque le paguen. Además, Blair sería incapaz de hablarle y él no le hablaría, así que quedaría todo en la nada. Como siempre.
Suspiró y dirigió la mirada a su celular. Cuando la levantó, el chico la estaba mirando y no apartó la vista cuando los ojos de Blair se cruzaron con los de él. Siguió mirándola como si pudiera hacerlo. Es decir, no había nada malo en eso, pero le intimidaba. Había pasado demasiado tiempo mirándole y había pasado de ser sorprendente a ser raro. Pero ella también lo estaba mirando. Como si a él no le importara, o sí, pero le daba igual. Tenía algo que le hacía mirarlo. No sabía qué era ese algo, pero no podía dejar de pensar que era hermoso. Fuera lo que fuera.
Pero se dio cuenta de que era extraño, así que dio la vuelta, cerró su locker y se fue a su clase aunque el timbre no había sonado.
Normalmente se sentaba en el segundo pupitre en la fila del lado de la pared delante de un friki llamado Mark y detrás del novio de Jordan, Ian. No hablaba con ninguno de ellos, pero sí escuchaba las conversaciones entre Ian y Jordan, aunque le parecían aburridas. Se escribían textos y parecían no darse cuenta de que Blair leía perfectamente cada cosa que se mandaban, aunque hubiera deseado no hacerlo siempre. Pero las clases eran aburridas y ella no tenía a un Ian para mandarle textos. Y Mark...era imposible hablar con él. La última vez que le había pedido el lápiz que estaba en el suelo, comenzó a darle una charla de por qué ese lápiz se había caído gracias a la gravedad y esas cosas. No le importaban. No le importaba la historia de la gravedad ni le importaban los textos de los novios populares, ella solo quería tener un amigo.
Y pareciera que Dios escuchó sus plegarias ese día.
Cuando la hora de irse llegó y Blair estaba guardando cuidadosamente sus cosas en la mochila, Mark pasó apresuradamente por su lado e hizo que su pupitre se tambaleara y todas las cosas que allí había, cayeran al suelo. Él ni siquiera se ofreció a ayudarla y ella maldijo al Dios de los frikis, si es que había uno. Se agachó a levantarlas, luego de contar hasta diez para calmarse. En la sala quedaban unos cuantos. Uno de ellos era Ian, el novio de Jordan.
Sintió unas manos levantando los lápices y marcadores que habían caído de su cartuchera y se sorprendió. Ian Burnley estaba en el suelo ayudándole a levantar sus cosas. Creyó que estaba soñando, o algo parecido, pero no lo estaba. Era real, aunque fuera totalmente desconcertante que el chico más popular de la escuela estuviera ayudando a una pobre antisocial.
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Moonlight
WerewolfBlair siempre había sospechado cosas sobre su pasado, sabía que ella no era como su familia, y le hizo falta dejar de tomar sus pastillas anti epilépticas para darse cuenta que cosas extrañas le estaban sucediendo. De pronto tiene amigos, y dos chic...