De pronto, Blair se encontró en un callejón sin salida en una noche lluviosa. No había nada allí además de un enorme contenedor de basura. Solo una luz de un farol alumbraba el callejón y le costó divisar aquella sombra, en lo más profundo del callejón. Era una mujer que miraba su reloj constantemente con preocupación. Como si estuviera esperando a alguien. La joven se le acercó, pero no pareció percatarse de que estaba ahí.
—Hola—le dijo Blair amablemente, pero no la oyó. Intentó una vez más, pero tampoco hubo caso.
Entonces un hombre se acercó, con un paquete en brazos. La mujer, que había dejado de estar tan preocupada, abrazó amistosamente a aquel hombre y recibió el paquete, que luego Blair se dio cuenta de que era un bebé. La mujer y el hombre intercambiaron palabras susurradas y el hombre tampoco pareció verla. Luego de unos segundos, Blair contempló la idea de que era invisible.
Antes de irse, el hombre le susurró a la mujer. —Cuídala.
Y luego la mujer comenzó a correr. Había una escalera que iba al techo. La mujer saltó la mayoría de los escalones, y Blair la siguió, sin saber cómo podía correr tan rápido, como si estuviera fuera de su propia voluntad.
Se encontraba en el techo de algún edificio. La mujer dejó al bebe con cuidado en el suelo, mientras se ataba el cabello. Luego, rápidamente al escuchar pasos en el tejado, volvió a tomar al bebe en sus brazos y saltó. Blair casi gritó. Pensaba que se iba a morir. Como si una fuerza invisible la atrajera a la mujer, Blair saltó detrás. Y luego ambas corrieron, una detrás de la otra, a una especie de galpón abandonado.
Los pasos que habían oído, provenían de un grupo grande de personas que Blair nunca había visto antes. Llevaban trajes negros y todos tenían caras atemorizantes. Sus ceños fruncidos y labios pegados sin emitir movimiento daban miedo. Parecían clones. Había mujeres y hombres. Uno de ellos, que Blair supuso que era el líder, sonrió satisfecho, y le colgaba saliva de la boca. Como un perro.
—¿Podemos reconsiderar esto? —dijo la mujer. Se le quebraba la voz cuando hablaba, y le temblaban los brazos. Pero aún así, sostenía al bebé con firmeza.
El líder del grupo soltó una carcajada y los demás lo imitaron.
—¿Crees que yo reconsideraría esto, Patricia? Después de todo, tu vida no es tan importante. Sigues siendo una inútil loba retirada. Y yo tengo hambre. Hambre de venganza.
—¡Tengo un bebé en brazos, Neron! —sollozó Patricia.
Neron suspiró. Luego miró a su grupo y les hizo una pregunta retórica. — ¿Nos importa?
Ninguno de ellos contestó, lo que supuestamente significaba que no les importaba, pero Blair quería creer que dentro de esos seres aterradores, debía haber algo de bondad. Ese bebé tenía menos de un año.
—Tú decides, Pat—dijo una mujer, adelantándose, y hablando obviamente con ironía—.O te entregas, o iremos por ti. —Patricia no contestó y Blair se estremeció cuando la otra mujer mostró sus afilados y sucios colmillos.
—¿Tengo algo de tiempo?
—¡Ahora! —gritó la otra mujer. Las piernas de Patricia flaquearon.
Patricia no contestó. Solo intentó correr. Y falló. Los hombres y mujeres se transformaron, sorprendiendo a Blair, en lobos y se abalanzaron hacia ella. El bebé voló por los aires, al mismo tiempo que Blair se preguntaba si eso de verdad estaba sucediendo, o estaba en una especie de película de terror. No podía creer lo que sus ojos veían.
Blair centró su vista en Patricia, pero luego de ver como una especie de espada iba a clavarse en su espalda, decidió dejar de mirar. La fijó en el bebé. Uno de los lobos, (que en ese momento Blair entendió que no eran hombres ni simples lobos, sino que eran hombres lobo) tomó al bebé y lo mordió. El bebé comenzó a llorar. Y luego, todo pasó muy rápido.
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Moonlight
WerewolfBlair siempre había sospechado cosas sobre su pasado, sabía que ella no era como su familia, y le hizo falta dejar de tomar sus pastillas anti epilépticas para darse cuenta que cosas extrañas le estaban sucediendo. De pronto tiene amigos, y dos chic...