Capítulo 3: Sucio Secreto.
Y no puedo dejarte entrar,
Y no puedo mantenerte fuera
Espero a la vida para ganar, pero eso nunca pasa
Y no puedo escuchar tu llamado
No puedo escucharme gritar
Espero a que esto termine, pero eso nunca pasa
-¿Quién es ese?
-Ah, mi papá.
Alice me mira con reprobación y Rosalie esconde la cara en las solapas de Dean, el chico rubio de la fiesta.
-¿Me estoy perdiendo de algo? -Jake me muestra su mejor sonrisa.
-No, nada.
.
.
.
Una de las muchas desventajas de estar tan enamorada como yo lo estoy de Edward, es que el enojo para con él jamás me dura lo suficiente. Hemos estado por alrededor de una hora en la sala de cine, y la única que está viendo la película soy yo, pues los demás están muy ocupados metiendo la lengua en la tráquea de su cita. Incluso Jacob está tratando cada diez segundos de pasar su brazo por mis hombros, y a pesar de que hace dos días estaba muy segura de que tendría una pequeña aventura con él, ahora solo quiero mantenerlo alejado de mí.
Me remuevo en el asiento y voy más de cinco veces al baño a mojarme un poco la cara. Como he dicho antes, el enojo nunca me dura; la repentina valentía con la que contaba al salir de casa se ha esfumado, y ahora tengo pánico de regresar.
El que Edward esté rojo de furia para cuando vuelva es la menor de mis preocupaciones. ¿Y si él decide vengarse de mí llevando a otra despampanante rubia a casa?
Eso sería decir que le importas...
Al salir del cine la temperatura ha descendido considerablemente, hecho que Jacob aprovecha para ponerme entre sus fuertes brazos.
-No quiero que te resfríes -es su explicación.
Rose pasa a mi lado y me hace un gesto de triunfo levantado el pulgar.
-¿Que os parece si vamos a "Sevilla"? -propone Alice, colgada del cuello de Jasper.
Tartamudeo- ¿Estáis seguros? Es un poco tarde y...
-¡Pero si apenas son las nueve! No seas aguafiestas.
Fulmino con la mirada a mi muy rubia amiga. Lo está haciendo a propósito.
Termino aceptando ir al antro, solo para no seguir siendo objeto de los comentarios de Rosalie.
.
.
.
Normalmente, debido a nuestra edad, no se nos permitiría entrar a Sevilla, o a cualquier otro lugar como éste, pero como somos los niños ricos de Beverly Hills ni siquiera hay necesidad de hacer fila para poder entrar.
Hasta hace no mucho, yo era de las que prefería leer un libro a ir a una fiesta, pero desde que Edward me "abandonó", he salido a más lugares de los que me gustaría reconocer y he perfeccionado mis técnicas para socializar.
Por esto y por el hecho de que Rosalie luce como de revista, nuestra mesa VIP se llena de chicos en cuestión de cinco minutos.
Al cabo de un rato estamos jugando "verdad o reto" y me lo estoy pasando de lo más.
ESTÁS LEYENDO
You Can Be The Boss
FanfictionBella tiene 16 años y posee, indudablemente, todo lo que una chica de su edad podría desear. ¿El problema? Está casada con el exitoso empresario de 35 años, Edward Cullen, quien cada día es más cruel.