Bajo Tu Falda.

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Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer, la historia es mía.

A mis acosadoras en facebook, a las que comentan, a las que me siguen... ¡A todas! Os quiero.

Ahora sí, a leer.

Tu amor es como estar atado del cuello al suelo.

Tus besos podrían doblar la lluvia.

Prueba y verás, o nunca sabrás.

"Siéntate a mi lado antes de que me vaya"

¡Sé cruel conmigo porque estoy loco por ti!

Niña, eso no es una falda, es un arma mejorada

y yo sólo puedo esperar a que la apuntes hacia mi

Tú tienes esa cara que dice: "Baby, yo he nacido para romperte el corazón"

Capítulo 6: Bajo Tu Falda.

Edward POV.

El fin justifica los medios.

Esa es la filosofía de vida con la cual me educaron y, a pesar de haberla practicado por los últimos veinticinco años, estos últimos meses me están resultando una tortura comparable a las de la Santa Inquisición.

Bella...

Bella Swan antes de conocerla, Bella Cullen después de hacerlo, Sra. Cullen cuando caí rendido.

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-No, Edward -responde seca, pero puedo notar la vacilación en su voz.

Ella me deja, rechazando el dormir conmigo. La observo subir las escaleras a prisa hasta que su cuerpo desaparece por el pasillo. Con cabeza gacha regreso a mi estudio, gustoso de poder tener vodka de semejante calidad en el cual poder anegarme, y así no recordar absolutamente nada mañana.

Recorro el espacio, y hojeo el libro de Anna Karenina, casi puedo sentir sus manos perspicuas sosteniendo el ejemplar. Regreso el volumen a su sitio, en el medio de cientos de libros en el estante. Sin embargo, su lomo rojo logra descollar de sus semejantes, tal vez porque se sabe testigo de una noche en la que cual Hefesto pudo recuperar a su Afrodita, y no lo hizo.

"Baby..." su voz en susurro de mi mote. "...te quiero dentro... solo a ti"

Sí... La había visto abandonar mi cama a la mañana siguiente de haberle hecho el amor.

Bien pude detenerla y pedirle que no se fuera, bien pude atarla a la cama y besarla, bien pude acabar con éste suplicio de una vez y preocuparme por el infierno después.

Grito internamente su nombre. ¡Bella, amor mío! ¡No me odies, no lo hagas! Pero hasta en silencio suena ímprobo, dislate y fatuo. ¿Cómo pedirle que no me desprecie, cuando cada día me esfuerzo en que lo haga?

Obnubilado por la imagen de su ser en mi mente, consigo arrastrar mi cuerpo abyecto, por las escaleras hasta su habitación.

Está dormida. Su presencia recogida en el extremo derecho de la cama. Me acerco con sigilo y me tumbo a su lado.

Se siente bien abrazarla, sostenerla tranquilamente... Se siente bien la piel de sus mejillas.

-Te amo, Bella -le beso la frente con el pensamiento más puro y dulce jamás concebido- Mi aura.

Ella se remueve, y me digo a mí mismo que, si ella despertara y me encontrara aquí..., estaría perdido. No habría subterfugio verosímil.

Me voy con el sol, dejando mi aparición como escena de un crimen de asesinato perfecto: sin pruebas existentes, a excepción de mi beso húmedo en la comisura de sus labios.

You Can Be The BossDonde viven las historias. Descúbrelo ahora