You Can Be The Boss

Hilo Rojo

Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer, la historia es mía.

Gracias por sus comentarios, por sus votos, por su simple presencia al otro lado de la pantalla.

A leer.

Canción del capítulo: Flipside - Lana Del Rey.

Capítulo 13: Hilo Rojo.

"No quieres romperme, no quieres decir adiós,

no quieres darte la vuelta, no quieres hacerme llorar pero,

me atrapaste una vez, tal vez en el otro lado puedas

tenerme de nuevo."

Narrator POV.

"Si se ama, debe dejarse ir, si regresa es tuyo, si no..." El resto de la frase ya está grabado en todas las mentes, y más de aquellos adictos a ciertos tipos de melancólico romanticismo.

Las personalidades fuertes de aquellos que aman de verdad sabrán que si se deja ir a la persona que tanto quieren sólo demostraría la incapacidad y la cobardía de su parte. Se debe luchar, siempre se debe luchar.

Pero en cambio una persona joven, retoña en los temas tan complicados como el amor, piensa que siempre se debe dejar ser libre a la pareja, nunca amarrarla, nunca retenerla a un lado, nunca asfixiar con afecto ni rebosar de cariño.

Esto es justo lo que Bella hace ahora, porque sabe que Edward Cullen debe desparecer de su corazón, sabe que debe olvidarlo, porque él nunca fue suyo ni jamás lo será.

Lo comprenderá en unos momentos, cuando el destino juegue con ella al ajedrez.

OoO

Cuando Edward Cullen baja del avión, se da la oportunidad de respirar aire fresco.

Hace frío, pero no le importa, pues piensa que el clima no es menos cálido que su ánimo en estos momentos, por lo que a penas nota el cambio en la temperatura.

Hacía unos días había sido celebrada una junta en su compañía y había surgido la necesidad de que alguien viajara para supervisar la construcción del hotel.

Él había sido el primero en levantar la mano y ofrecerse a ir, y ahora que se encontraba en la camioneta que lo instalaría en su "hogar", reza para que la estadía se alargue lo más posible.

Quiere regresar a Los Ángeles, abrir la puerta de la casa y que Isabella ya no esté ahí, ya no soporta más estar junto a ella, la quiere lejos, lejos y que ojalá jamás vuelva.

Aún lo atormenta lo que escribió en aquel remedo de carta. Piensa que pudo haber sido menos brusco o voraz, pero ya es demasiado tarde.

Sabe que su primer impulso será buscarla hasta debajo de las piedras, pero es un hombre adulto y es capaz de controlarse.

-Señor Cullen, es un gusto tenerle por aquí -el mismísimo director del Hilton está aquí para estrecharle la mano.

-Buenas tardes -saluda cortés- Estaré aquí el tiempo necesario, el hotel va a ser un éxito.

-No lo dudo, Sr. Cullen, pero... -el gerente se asoma a lado y lado- ¿En dónde está Isabella, su protegida? La última vez vino con ella y dicen que la lleva a todas partes.

Edward sonríe por fuerza, aunque en realidad quiera despedazar al hombre ligeramente robusto frente a él.

-Ella ha crecido y... usted sabe, los adolescentes no quieren pasar tiempo con los viejos ¿verdad?