Revelaciones

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Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer, la historia es mía.

Lamento la tardanza. Tuve problemas con la escuela.

A leer.

Capítulo 23: Revelaciones.

"¿A dónde has ido?

No puedo encontrarte en el

cuerpo durmiendo a mi lado."

Bella's POV.

–Te amo tanto que a veces pienso que voy a volverme loco –dice Edward.

Dejo que pasen un par de minutos, los cuales cuento en mi cabeza, antes de incorporarme y ordenar mi vestido. Suspiro y me tapo el rostro con las manos.

–Dios... –farfullo.

Las manos de Edward reposan en mis hombros y me halan hacia atrás. Mi espalda toca su pecho y su mentón se apoya en el hueco de mi cuello.

–No hagas eso –dice y besa mi mejilla.

–¿Hacer qué?

–Arrepentirte.

–No lo hago –me pongo en pie de nuevo y lo miro a los ojos–, solo no quiero que pienses que esto... significa algo. Esto no arregla nada entre tú y yo.

Sus orbes se ensombrecen y su mandíbula se contrae.

–No va a ser fácil que me perdones, no me importa. Voy a estar aquí siempre.

–El verano se acabó –sentencio–. Es hora de que vuelvas a casa.

–No es mi casa si tú no estás ahí. No voy a irme.

Me organizo el peinado lo mejor que puedo en el espejo y voy hacia la puerta.

–Espera un poco antes de que salgas –indico.

El pasillo continúa vacío y aprovecho para correr y llegar al salón nuevamente. Victoria se hace paso entre dos personas bailando y viene hacia mí con los ojos bien abiertos y actitud frenética.

–Bella, gracias a Dios. ¿En dónde te metiste? –pregunta todo de una vez.

–Uh, yo...

–No importa –se pone una mano en el pecho para controlar su respiración, como si acabara de correr una maratón–. Necesito... ¿sabes en dónde está Edward?

–¿Vic, qué pasa? –la empujo suavemente hasta una silla y le tomo el rostro–. Parece que hubieras visto a un fantasma.

Ella niega y cierra los ojos–. Necesito hablar con Edward. Bella, por favor...

–No sé en dónde está –miento–. Ahora, dime qué sucede.

–Me voy –musita.

–¿Qué?

–Me voy al hotel. Necesito asegurarme de que Edward va a estar cuidándote.

–¿Te sientes mal? Yo puedo ir contigo.

–Es un poco de mare... ¡Edward! –se levanta y mira sobre mi hombro.

Edward la mira con el ceño fruncido–. ¿Qué tienes, Victoria?

Ambos hablan en susurros que no puedo escuchar. Él asiente una vez y le sonríe, ella se marcha. Camina hacia mí con los brazos abiertos.

–Baila conmigo.

You Can Be The BossDonde viven las historias. Descúbrelo ahora