You Can Be The Boss

Ío Y Calisto

Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer, la historia -y algunos personajes- me pertenecen.

Aquí con nuevo capítulo. Gracias por comentar y agregar la historia a su lista.

Canción del capítulo: Satellite Heart - Anya Marina.

En la parte en que vean estas marcas: -X- ,reproduzcan Rêverie de Debussy.

A leer.

Capítulo 12: Ío Y Calisto.

Tan bonito
tan inteligente
Qué pérdida de un joven corazón
Qué lástima,qué farsa
¿Qué pasa contigo, hombre?
¿No ves que es incorrecto?,¿No lo puedes entender?
Ojos que no ven, corazón que no siente
Visita a todas las chicas, no olvides a los chicos
¡Que no se entere nadie!

Soy un corazón satélite
perdido en la oscuridad
Giro tan lejos
tú paras, yo empiezo
Pero te seré fiel.

-Uhm. Edward... No -le empujo lejos.

Él se incorpora, pasándose las yemas de los dedos por la boca, como removiendo cualquier rastro del sabor de mi piel.

-¿Por qué no, Isabella? Una última noche no hará mal a nadie.

Me cubro con las cobijas hasta la barbilla, esto me hace sentirme protegida.

-No quiero -siseo- no te deseo.

Levanta la ceja, incrédulo y burlón. Es obvio que sabe que me muero por él, yo misma me he encargado de ello.

-Bien -habla y se dirige a la puerta- Es obvio que tú no quieres tregua alguna.

-No la mereces, me has tratado de la peor forma posible. Vete con tus rubias tontas, maltrata a alguien más, a mí ya me acabaste.

Cuando estoy sola, cierro los ojos con fuerza y reprimo el llanto. Es hora de que deje de llorar por él.

Todas las luces de la casa están apagadas, y no hay otro sonido más que el lejano y agudo chocar de un cristal con otro.

Debe estar emborrachándose con alguna Miss. Universo.

Para evitar escuchar lo que a continuación seguramente serán gemidos, me coloco los auriculares a un volumen máximo y escondo la cabeza bajo la almohada.

Me quedo despierta hasta entrada la madrugada, planeando lo que voy a decirle a Jacob.

OoO

Oficialmente, hoy es el último día de colegio, pues la siguiente semana sólo son exámenes finales.

Estoy con la mochila al hombro, acabo de salir de clase y de pronto la voz de la directora Urber me llama.

-Señorita Cullen -su timbre severo me congela en mi lugar.

Rosalie y Alice, que están a cada lado de mí, también se quedan quietas como estatuas.

-A la orden, Directora -uno las manos detrás de mi espalda. Sé para dónde va esto. ¡Diablos!

-¿Me podría indicar la razón por la cual no ha devuelto sus notas firmadas?

-Oh, hum... El señor Cullen no ha tenido el tiempo.

Es su turno de llevar los brazos y juntarlos a la alturas de las caderas.

-Pues ahora tendrá el tiempo. Sígame.

Les doy un último vistazo a Alice y Rose, que tienen la duda pintada en el rostro.

-Os explico luego -es mi despedida.