Irrompible

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Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer, la historia es mía.

Luego de dos eternidades y media estoy de vuelta. Gracias por saber comprender y esperar.

No sé qué más decir.

A leer.

Capítulo 22: Irrompible.

Bella's POV.

2 semanas después...

Termino de arreglarme frente al espejo, sintiéndome insegura a si esta es la manera correcta de vestir. De todos modos, no creo que nadie sepa cuáles son los sís y nos cuando de conocer a tu padre se trata.

Victoria está sentada en la cama, luciendo magnífica como solo ella puede, esperando pacientemente a por mí.

–¿Estás segura? –inquiere, inclinando la cabeza.

–No –susurro–, pero es lo que debo hacer. Quiero saber qué pasó con mi padre... con mi madre. Quiero recordar cómo era la vida antes de tu hermano.

Como si mis palabras lo hubiesen invocado, Edward toca a la puerta dos veces antes de entrar a la habitación.

–Arthur Bareilles llegó –anuncia–. Debemos irnos ahora.

–Ya vamos –dice Victoria–. Baja tú primero.

Edward me mira por un segundo sin ninguna expresión en el rostro y luego cierra la puerta, yéndose.

Victoria atrapa mis ojos.

–Sabes que no es necesario que él vaya. Puedo ir yo contigo.

–Está bien. Puedo manejarlo. Quiero... sentirme segura. Él tiene razón. No conozco a estas personas ¿y si todo es una trampa? ¿Qué podríamos hacer dos chicas como tú y como yo en las manos de esa gente?

–Subestimas mi fuerza, cariño. Yo no dejaría que nadie te tocara un pelo para lastimarte.

Le sonrío, sabiendo que sus palabras son tan reales como el sol, y tomo mi bolso del tocador.

–Ya está. Vámonos –digo casi sin aire.

Victoria me toma la mano y aprieta.

–Sé fuerte, nena.

La limusina negra luce tan lujosa como todos los autos de Edward, y de pronto me veo abrumada por ese pensamiento. Mi padre es un hombre poderoso también. ¿Es algún tipo de karma que ignoro?

Arthur Bareilles me sonríe peligrosamente antes de abrir la puerta y hacerme un ademán.

Victoria y yo nos deslizamos en los asientos de cuero; ella sigue sosteniéndome. Edward está en el asiento frente a nosotras, con una copa de algún licor en la mano y la cara volteada hacia la ventana.

El auto comienza a avanzar y un incómodo nudo se instala en mi estómago. He estado tentada a rechazar este encuentro tantas veces que he perdido la cuenta, pero sé que no tengo a nadie más en el mundo, y debo de asegurarme un techo y comida al menos hasta que pueda valerme por mí misma. Y yo ni loca volvería con Edward.

Él y yo no hemos hablado realmente desde el incidente con el desconocido a quien besaba. Esa noche él simplemente había tirado de mi brazo y me había arrastrado de regreso al hotel, sin darme en ningún momento oportunidad para explicar mi comportamiento. Victoria había interferido por mí y había convencido a Edward de volver a su habitación mientras ella hablaba conmigo.

You Can Be The BossDonde viven las historias. Descúbrelo ahora