Lo Que Podrías Conseguir.

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Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer, la historia y algunos de los personajes, me pertenecen.

A leer.

Todas las estrellas, brillan por tí, mi amor

¿Soy yo esa chica con la que sueñas?

Todas esas veces, que me dijiste que yo era tu chica

Me hiciste sentir como si yo fuera tu mundo entero

Esperaré por tí, baby, es todo lo que haré, baby

Tú nunca llegas, baby, nunca lo haces.

No digas que me necesitas cuando te vas y me dejas otra vez

Soy más fuerte que todos mis hombres, excepto por tí.

No digas que me necesitas si me dejas, ¡te estás yendo!

No puedo hacerlo, no puedo, pero tú lo haces bien.

Porque soy linda cuando lloro.

Capítulo 5: Lo Que Podrías Conseguir.

-No te...

-¡Lo besaste! ¡Con un carajo, lo besaste!

Intento con todo lo que tengo, poner cara de póquer.

-No sé de qué hablas -digo desde una límpida posición.

Su cuadrado mentón se marca más cuando aprieta los dientes, pero rápidamente vuelve a su gesto flemático y restalla la lengua.

-Éste chico vino hoy a verte, Isabella.

Todo el oxígeno se me va de los pulmones y no consigo seguir ocultando mi miedo.

«Al decirle que no estabas él se enfureció y me dijo, y cito: "Vamos, señor Cullen. Bella es su hija y está creciendo, es normal que le tema a eso. ¿Pero no cree que es un poco exagerado mantenerla castigada solo por haberme besado?"» descansa la mano en el bolsillo del pantalón y se acerca mí otra vez. Esto no va a terminar bien «Luego de sacar a patadas a ese cabrón de aquí, interrogué a Hex» Su mano toma mi rostro de manera brusca, no siendo así el agarre «Le pediste que no dijera nada, cariño»

Trago fuerte y sostengo el aire para no hiperventilar.

«¿No dices nada?» se escora hasta mi altura y aspira fuerte al nivel de mi mejilla. Gruñe «Con un carajo, Isabella. Lo que podría hacerte ahora» Su tono es tan lúgubre que me hace temblar. «Dime algo ¿a él también le dices baby? ¿Lo encantaste con tu labial rosa y tu sonrisa efervescente tal y como lo hiciste conmigo?»

Trato de encontrar la rabia dentro de mí, algo que no me doblegue, pero no encuentro más que el miedo y la vergüenza.

-Deja de jugar conmigo de éste modo tan abyecto, Edward -ruego.

-No has respondido una sola de mis preguntas -su otra mano me envuelve la nuca, no tengo oportunidad alguna de salir corriendo- Quiero escuchar de esa boca mía la verdad.

Cierro los ojos. Las lágrimas chorrean calientes por mi rostro. No hay salida, tengo que decirlo.

-Si, Edward. Lo besé.

Se aproxima peligrosamente a mi boca, y aspira duro.

-Juro que puedo olerlo en tu aliento. ¿Cómo es que has podido transigir que el haya invadido lo que es mío?

Aprieto las manos en puños a mis costados. Aquí voy..., y aún no estoy preparada para sus viles respuestas habituadas.

-Porque me siento sola, abandonada..., insignificante -mi voz es tan endeble que se me cierra la garganta a mitad de la frase.

You Can Be The BossDonde viven las historias. Descúbrelo ahora