Capítulo 8

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Las dos jóvenes abandonaron la sala ante la mirada expectante de los tres adultos que se quedaron en el comedor para terminar de cenar, aunque realmente ninguno tenía ganas de quedarse, sin embargo, no les quedaba de otra, porque ellos no podían hacer lo que las dos chicas habían hecho. Aunque si se ponían tiquismiquis Raven tampoco tenía la autorización para llevarse a Katherine y aun así lo hizo, pero por obvios motivos, y por eso no tendría ningún problema por la decisión. Técnicamente no debería, pero con un Emisario del Consejo como Thomas hasta el respirar podía ocasionarte algún problema.

No obstante, y para sorpresa de David y Amanda, el Emisario no dijo una palabra tras la marcha de las jóvenes, se había dedicado a bajar la cabeza y comer, porque hasta un ser tan ambicioso como Thomas era capaz de darse cuenta de que no debería haber hecho esa pregunta. Katherine había estado demasiado tiempo siendo utilizada para intereses personales y egoístas, y él había hecho exactamente lo mismo que sus enemigos, algo que nunca se perdonaría porque hasta el momento en el que vio la cara de la princesa no se dio cuenta de que todo tiene un límite, incluso sus ansías de poder. Que no todo está justificado para escalar posiciones porque eso es justamente lo que los diferenciaba de sus enemigos, que ellos tenían la capacidad de poner límites, un punto en el que no todo vale. Y puede ser cierto que él haya declarado la guerra a Amanda desde prácticamente el principio, desde que comenzó a trabajar como protectora y más aún cuando se quedó embarazada de Raven, lo hizo porque quería poder, pero sobre todo lo hizo porque era consciente de que podría defenderse de sus ataques, que no estaba indefensa y que no iba a dejar que nadie la pisoteara. Sin embargo, eso no implicaba que el sentimiento de odio que le procesaba fuera menor, porque la odiaba, pero también la respetaba como una digna adversaria, que le había ganado batallas, sin ni siquiera entrar al trapo, solamente trabajando en lo suyo sin permitir que nada se metiera en su camino. Pero que le hubiera vencido anteriormente no quería decir que se fuera a rendir, y a dejar las cosas como estaban, eso iba en contra de su naturaleza, desde pequeño le enseñaron que rendirse no es una opción; y ahora menos.

Los tres adultos cenaron en silencio sin intercambiar una sola mirada, parecía que cada uno estaba cenando solo en su despacho en un día ajetreado, en el que tenían que comer rápido para volver al trabajo cuanto antes, para seguir con sus obligaciones cuanto antes, pero a pesar de que lo pareciera, y de que si alguien externo al círculo de confianza de los tres adultos presenciaban la cena pensarían que eran tres desconocidos que por casualidades de la vida habían acabado sentados en la misma mesa. Ese no era el caso, más bien todo lo contrario, los tres se conocían y bastante bien, por eso comían en silencio, porque ninguno estaba de ánimo como para entablar una conversación, y además querían que ese circo terminara cuanto antes y cada uno poder irse por su lado durante un rato, descansar y con suerte volver a sus obligaciones sin tener que volver a coincidir de nuevo. Sin embargo, ese deseo estaba muy lejos de hacerse realidad, porque mientras ellos cenaban calmadamente en el Punto de Paso siguiendo el protocolo, Los Cazadores que no seguían ninguna regla trabajaban a destajo en el nuevo plan que su jefe había trazado. Se acabó el esperar, el tratar de averiguar de dónde procedía la extraña luz, ahora se iba a sembrar el caos en los lugares seguros de los magos, y para eso iban a usar a los humanos como carne de cañón que es para lo único que servían, para ser enviados a la muerte por seres de inteligencia y poder superior.

-Debo decir señor que no me parece una buena idea lo que planea. – Expresó Iân. - Lo que quiere hacer es un suicidio, deme algo de tiempo para que mi gente consiga averiguar el camino por el que van a desplazar a la princesa, y en ese momento atacaremos de manera simultánea, de esta manera no podrán defenderse, se verán desbordados y tendrán que elegir. Y no va a importar lo que elijan porque en ambos casos ganaremos una importante ventaja ¿Sacrificarán a la princesa por la mayoría de la sociedad o los dejarán morir solo por tener consigo a una muñeca rota?

TraiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora